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CFS 46º Sesión: El Futuro de la Gobernanza Alimentaria Mundial y el Legado de la Reforma de 2009

El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CFS) inaugura hoy su 46º período de sesiones en un momento marcado por el décimo aniversario de su última reforma y los crecientes desafíos a los derechos humanos.

Hoy, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) ha abierto su sesión 46, con la que celebra el décimo aniversario desde su reforma de 2009. Esta reforma supuso el inicio de una nueva era en la gobernanza alimentaria, liderada por las personas que más sufren el hambre y la malnutrición. A pesar de ello, 10 años después, la inseguridad alimentaria mundial sigue en aumento y nos obliga a replantear las estrategias y el papel de la CSA en el marco de la gobernanza alimentaria mundial. Las amenazas a los derechos humanos son cada vez mayores en todos los niveles, con lo que resulta más importante que nunca defender el CSA.

Estamos más lejos que nunca de las ambiciosas metas fijadas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin al hambre en 2030; y aún más cuando se olvida tener una discusión real y honesta sobre este fracaso. No seremos capaces de encontrar soluciones reales si no identificamos los problemas estructurales que hay detrás de las vulneraciones a los derechos humanos, que contribuyen directamente a la inseguridad alimentaria, como son la pobreza y la falta de un salario digno, la discriminación, el racismo, la destrucción del ecosistema y el acaparamiento de los recursos naturales, así como los problemas que surgen como resultado del creciente papel que los intereses empresariales tienen en los espacios de política pública.

Es necesario llevar a cabo una transformación real de los sistemas de alimentación, hacia sistemas sostenibles, saludables y justos, en línea con el derecho a la alimentación y a la nutrición. En lugar de esto, las empresas están ofreciendo “soluciones” que no abordan las injusticias estructurales, sino que mantienen y aumentan su control sobre los sistemas de alimentación. Las discusiones que están teniendo lugar en el CSA son una oportunidad para encontrar soluciones políticas a problemas críticos que tienen un profundo impacto en la realización del derecho a la alimentación y a la nutrición para muchas personas y comunidades en todo el mundo.

El CSA está actualmente trabajando en la creación de las Directrices sobre Sistemas de Alimentación y Nutrición, lo que supone una oportunidad única para incorporar soluciones reales propuestas por aquellas personas que están en primera línea de la lucha por el derecho a la alimentación y a la nutrición. Entre estas, la agroecología es la prioridad.
La agroecología, tal y como la practican los productores de alimentos a pequeña escala, puede ayudar y trabaja para proteger a las comunidades y al medioambiente, al mismo tiempo que apunta hacia los problemas estructurales que perpetúan el aumento de las tasas de inseguridad alimentaria. Estas soluciones no pueden seguir cayendo en oídos sordos o ser percibidas como una amenaza para los intereses corporativos, actualmente prioritarios en muchos de los espacios de la ONU.

Muchos estados, agencias de la ONU y otros organismos de apoyo incondicional a iniciativas de participación múltiple, que falsamente colocan a la sociedad civil y a los intereses públicos en el mismo plano que los intereses de los actores corporativos; así como otras formas de colaboración con el sector empresarial que son presentadas como un medio necesario para abordar la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Al contrario, estas iniciativas, de hecho, amplían y legitiman la influencia empresarial en los espacios de política pública. Este escenario debilita la orientación de derechos humanos de las políticas públicas y de la responsabilidad de los estados y nos aleja cada vez más de los cambios estructurales necesarios para acabar con el hambre. De hecho, el informe HLPE del CSA sobre asociaciones pluripartitas demuestra que las evidencias empíricas sobre el impacto positivo de estas alianzas para la erradicación del hambre son escasas.

Una dirección que permite la apropiación de las grandes empresas no es el camino para salir de la “crisis” de inseguridad alimentaria, democracia y derechos humanos en la que el mundo está actualmente sumergido. Necesitamos una discusión seria con soluciones reales, participación de los titulares de derechos y de las personas afectadas por esta inseguridad alimentaria. El CSA es el único espacio a nivel internacional donde es posible hacer esto.

Es posible elaborar políticas basadas en la perspectiva y experiencia de los grupos y comunidades más marginalizados. El CSA ha jugado hasta ahora un papel crítico en apoyar y hacer avanzar el marco normativo que sostiene el derecho a la alimentación y a los productores de alimentos a pequeña escala. Esto puede verse claramente, por ejemplo, en las Directrices sobre Tenencia, en el Marco de Acción para la Seguridad Alimentaria y Nutrición en Crisis Prolongadas; y en Conectar a los productores a pequeña escala con los mercados.

No obstante, su aplicación es deficiente. El compromiso de la FAO por liderar y apoyar la aplicación de las políticas del CSA es cada vez menor, al igual que lo es su compromiso con el derecho a la alimentación. Al mismo tiempo, este crítico discurso político queda completamente ignorado en las actuales discusiones de la Agenda 2030, que está concentrando los recursos y la atención en políticas que fracasan al abordar los derechos humanos.

El monitoreo y la responsabilidad es crítica para mantener la legitimidad del CSA y la toma de decisiones en el mismo. Estamos dando pasos progresivos para impulsar este proceso, pero sigue siendo fundamental para garantizar que las políticas que nazcan en este espacio sean acogidas por los estados, y que el CSA siga trabajando para crear un espacio que permita un diálogo crítico sobre su uso e implementación. No obstante, también depende de nosotros, como sociedad civil, hacernos plenamente responsables y titulares de las conclusiones surgidas en el CSA. No hay que esperar a tener el permiso para reivindicar la aplicación de las políticas que garantizan nuestros derechos humanos.

FIAN Internacional participará en las discusiones y negociaciones en el CFS e informará a través de @FIANista en Twitter.

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Los medios de comunicación deben ponerse en contacto con diaz[at]fian.org