Enterrando las violaciones de derechos humanos entre datos
Mientras el Foro Político de Alto Nivel ensalza los datos cuantitativos como el camino correcto para alcanzar los ODS, estos números pueden acabar silenciando las violaciones de derechos humanos
El Foro Político de Alto Nivel (FPAN) arrancó esta semana con una panorámica mundial sobre los avances hechos en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ensalzando los datos cuantitativos como la clave para alcanzar las ambiciosas metas. Si bien es cierto que los datos cuantitativos son una herramienta importante para subrayar las medidas e intervenciones políticas, también se corre el riesgo de debilitar los derechos de aquellos que son fácilmente silenciados con números.
Hay importantes preguntas sobre estos datos que han de ser tenidas en cuenta, como la forma de recogida, los elementos que se miden, quiénes controlan estos datos y quiénes se benefician de ellos, así como las limitaciones de los mismos.
Los datos no alimentan al planeta
El informe anual sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI) es el referente principal de recogida de datos sobre hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en el mundo. Con la puesta en marcha de los ODS, el SOFI ha modificado su metodología para cubrir mejor los objetivos de desarrollo, aunque no ha sido suficiente. A pesar de haberse introducido importantes indicadores, el informe falla al señalar las causas originales del hambre y la malnutrición, entre los que se encuentran los modelos dominantes de producción y el controvertido papel de las corporaciones en la creación de hábitos alimentarios.
En lugar de alcanzar el objetivo de terminar con el hambre, ODS 2, la inseguridad alimentaria está aumentando de manera exacerbada en el mundo. Desde que se implementaran los ODS en 2015, las tasas de inseguridad alimentaria han aumentado hasta alcanzar los cerca de 815 millones de personas afectadas por el hambre y la malnutrición, y se prevé que esta cifra siga creciendo. La actual comprensión de las causas originarias del hambre y la malnutrición, así como las soluciones políticas que pueden dar lugar a cambios estructurales a largo plazo, no son suficiente para acelerar el giro que es necesario.
Un enfoque falto de crítica sobre la recogida cuantitativa de estos datos puede convertirse en una distracción de las acciones verdaderamente urgentes y necesarias para poder acabar con el hambre y la malnutrición y con otras desigualdades mundiales de carácter general.
¿Qué datos son necesarios?
Priorizar los datos cuantitativos sobre los datos cualitativos para evaluar el progreso del mundo corre el peligro de socavar el conocimiento y participación de las personas y de su valoración subjetiva. Asimismo, enfocarse en lo que no sabemos, en lugar de en aquello que sí conocemos, puede ser otra razón para no actuar. Pero, aún más importante, podría sentar un peligroso precedente por el que las grandes corporaciones de datos pasarían a estar detrás de la recogida de información, amparados por las necesidades del desarrollo.
Para avanzar, el mundo necesita datos que muestren las causas estructurales del hambre y de la malnutrición, como son las desigualdades y la discriminación de clase, género y raza/etnia, marginación, patentes de propiedad y acceso a la tierra, al trabajo y al capital. Es necesario servirse de datos fiables, en un proceso democrático que aspira a desafiar las opresivas estructuras de poder y a fortalecer la participación en la toma de decisiones de las comunidades cuyos derechos humanos son violados.
En la antesala al examen de 2019, los gobiernos han de tener en cuenta a los órganos de tratados de derechos humanos y sus correspondientes datos para poder evaluar los avances hechos hacia los ODS.
Para mas información, por favor, contacta con mattheisen[at]fian.org
Para consultas sobre los medios, por favor contacta con delrey[at]fian.org
Leer el Informe Spotlight 2018, el análisis independiente más completo sobre la implementación de la Agenda 2030.