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El Marco Mundial para la Biodiversidad parece abocado a alimentar una mayor pérdida de biodiversidad

El Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal se adoptó hace un año para frenar el rápido declive de la biodiversidad, pero graves carencias ponen en duda su capacidad para cumplir su objetivo.

La destrucción de los ecosistemas y la rápida pérdida de biodiversidad están socavando la producción sostenible de alimentos sanos y culturalmente apropiados y, por tanto, la realización del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición (DHANA). Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde principios del siglo XX se ha perdido el 75% de la diversidad fitogenética, ya que los agricultores de todo el mundo han abandonado sus semillas locales por variedades genéticamente uniformes. En la actualidad, de las 6.000 especies vegetales cultivadas para la alimentación, sólo nueve representan el 66% de la producción total de cultivos. Además, el 90% del ganado criado en el norte del planeta procede de sólo seis especies y el 20% de las variedades ganaderas está en peligro de extinción.

El Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (KMGBF) fue adoptado por los Estados parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) el 18 de diciembre de 2022 como plan global para proteger la biodiversidad. Sin embargo, un nuevo informe político titulado ¿Vender la naturaleza o proteger los derechos? Una perspectiva desde el derecho a la alimentación sobre el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal estresa la preocupación de que sus premisas subyacentes sirvan para mantener el status quo, permitiendo más destrucción y violación de los derechos de las comunidades.

Como muestra este análisis de FIAN, el marco no establece un camino que se aleje de la agricultura industrial altamente destructiva y de otras actividades extractivas para promover la agroecología. Un ejemplo de ello es el objetivo 7 del KMGBF, que no establece un plazo para la eliminación progresiva de los plaguicidas, sino que pide una reducción del "riesgo global de los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos".

La monetización de la naturaleza

Resulta especialmente preocupante que el KMGBF adopte las llamadas soluciones basadas en la naturaleza (NBS), que se han convertido en la palabra de moda entre muchos gobiernos, grupos conservacionistas y círculos empresariales y financieros "verdes" y "azules". El concepto suena bien, pero está peligrosamente mal definido y suele adoptar la forma de sistemas de compensación, que vinculan la protección de la biodiversidad en un lugar con la destrucción continuada en otro. Así pues, las SBN se están convirtiendo en parte del problema, fomentando más acaparamientos de tierras, bosques y océanos en zonas que son propiedad y están gestionadas por Pueblos Indígenas, pequeños productores de alimentos y otras comunidades.

Además, el KMGBF abre la puerta para que los grupos de interés con ánimo de lucro establezcan las prioridades de actuación en materia de biodiversidad, ya que permite la financiación privada, mixta e "innovadora", sin ninguna salvaguarda social ni medioambiental. Desde su adopción, algunos gobiernos han impulsado la creación de mercados de créditos de biodiversidad. Además, países como Barbados, Belice, Ecuador y Gabón han acordado los llamados “canjes de deuda por naturaleza” para refinanciar su deuda a cambio de compromisos de conservación. La deuda de los países en desarrollo, en gran medida ilegítima, se utiliza así como palanca para la explotación financiera (neo)colonial en nombre de la protección de la biodiversidad.

Proteger los derechos de los guardianes de la biodiversidad

El KMGBF adopta un enfoque de la biodiversidad basado en los derechos humanos y contiene importantes disposiciones relativas a los derechos de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, así como a la justicia de género e intergeneracional. Sin embargo, el llamado Objetivo 30x30, según el cual el 30% de la superficie terrestre y acuática mundial debe estar bajo regímenes de conservación para 2030, retoma un enfoque de "conservación de fortaleza" que ha conducido a violaciones sistemáticas de los derechos de las comunidades locales.

La conservación y el uso sostenible de la biodiversidad sólo son posibles si se respetan y protegen los derechos de las personas y comunidades que actúan como guardianes de gran parte de la biodiversidad: comunidades campesinas, pastoriles y pescadoras, Pueblos Indígenas, habitantes de los bosques, etc. La biodiversidad agrícola es el resultado de la interacción de la diversidad cultural y biológica en todos los ecosistemas a lo largo de miles de años, basada en los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades. Los distintos sistemas de las comunidades campesinas y los Pueblos Indígenas para conservar, gestionar, cultivar y seguir desarrollando sus semillas y especies dentro de sus territorios y ecosistemas agrícolas son la clave para la protección de la biodiversidad.

A pesar de sus importantes deficiencias, el KMGBF y la mayor atención a la biodiversidad que ha generado deberían utilizarse de forma táctica y pragmática para hacer avanzar la agroecología y los derechos de los Pueblos Indígenas, comunidades campesinas y otras poblaciones rurales.

Descárguese el informe aquí.

Para más información o entrevistas con los medios de comunicación, póngase en contacto con Clara Roig Medina roig@fian.org o Tom Sullivan sullivan@fian.org.
 
Fotografía: Quang Nguyen Vinh.
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