Estados Unido sale del HRC mientras viola los derechos humanos en sus fronteras
El anuncio llega en un contexto de violencia contra las familias inmigrantes en el país y en el que la inseguridad alimentaria de la población estadounidense va en aumento
El anuncio hecho esta semana por la embajadora estadounidense para las Naciones Unidas, Nikki Haley, por el que el Estados Unidos abandona el Consejo de Derechos Humanos (HRC), llega como un jarro de agua fría para la comunidad internacional. Setenta años después de su aprobación por la entonces primera dama Eleanor Roosvelt, Estados Unidos manda un claro mensaje sobre el lugar que ocupan actualmente los derechos humanos y la dignidad entre las prioridades del país.
En un momento en el que las instituciones de derechos humanos y sus defensores y defensoras están bajo ataque, es necesario aumentar el compromiso, en lugar de retirarse. Este movimiento sienta un peligroso precedente, perjudicando aún más el cumplimiento de las obligaciones que los estados tienen hacia la comunidad internacional en materia de derechos humanos.
Bloqueo de avances internacionales
Estados Unidos no cuenta particularmente con un fuerte historial en cuanto al impulso de los derechos humanos, tanto a nivel internacional como en su propio país. De hecho, es uno de los pocos países que se ha opuesto firmemente contra la ratificación o implementación de cualquier derecho humano internacional en su propia estructura legal. Más concretamente, para Estados Unidos, el derecho a la alimentación, un derecho básico para la supervivencia de cualquier ser humano, no es una “obligación vinculante”. En los espacios internacionales, como en varios de los procesos en Ginebra y durante el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial en Roma, el posicionamiento del país en cuanto al derecho a la alimentación ha sido el de bloquear cualquier avance, además de amenazar a los espacios multilaterales en los que se hacen oír aquellos y aquellas que sufren el impacto del hambre y la malnutrición.
Con esta decisión, el futuro de la financiación pública de la ONU está en riesgo. Estados Unidos ya redujo significativamente su contribución financiera anual a la ONU, impactando en varias agencias y procesos, mas concretamente sobre la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), la que hasta ahora ha sido el apoyo principal de más de 5 millones de refugiados palestinos en los Territorios Ocupados, Jordania, Líbano y Siria.
Inseguridad alimentaria dentro de sus fronteras
Además de los crecientes abusos y violaciones llevados a cabo en el país, como resultado de la tolerada brutalidad policial, racismo, violencia y abusos contra inmigrantes adultos y menores, la actual administración ha presentado una propuesta para cortar el apoyo estatal a los programas de alimentos (incluyendo el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria o SNAP, la conocido cartilla de alimentos), que pondrá fin o cortará los beneficios que recibe un sustancial número de personas con bajos ingresos.
En una situación en la que cerca de 41 millones de personas sufre inseguridad alimentaria en Estados Unidos, casi 5 millones más que en 2008, este movimiento es una clara señal de que la dignidad y protección humana no están entre los puntos más importantes de la lista de tareas del país.
Seguimos adelante, sin Estados Unidos
Actualmente, en un momento en el que las instituciones son cada vez más débiles y las corporaciones están adquiriendo un poder desproporcionado, es fundamental que los estados apuesten por un multilateralismo incluyente, que tenga como objetivo proteger a las personas y no a los negocios. El HRC tiene aún mucho que mejorar, y los procesos en curso, como la Declaración de Derechos Humanos de los Campesinos y el Tratado sobre Empresas Transnacionales y otras empresas, son su oportunidad para reafirmar el papel de la ONU y garantizar que se traten los problemas de los y las que sufren la marginación en el mundo.
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