English

El informe SOFI 2025 ignora las causas estructurales del hambre 

Heidelberg/Ginebra. El informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) 2025, presentado el 28 de julio en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios +4 (UNFSS+4), señala un ligero descenso del hambre en el mundo hasta los 673 millones de personas en 2024. Las mejoras se producen principalmente en América Latina y Asia, mientras que África y, sobre todo, los países de bajos ingresos siguen siendo los lugares más hambrientos del mundo. Para FIAN, los importantes avances en América Latina son un buen ejemplo de que las políticas públicas basadas en el derecho a la alimentación y la nutrición pueden marcar la diferencia.  

Ana María Suárez Franco, secretaria general de FIAN Internacional, destaca que la inseguridad alimentaria y las violaciones del Derecho a la Alimentación pueden reducirse rápidamente con medidas decisivas. «Brasil, por ejemplo, ha reducido el número de personas que sufren pobreza alimentaria grave en más de un 80 % en solo un año. ¡El hambre no es inevitable! El salario mínimo, las comidas escolares, las transferencias en efectivo a las personas más necesitados y los programas de contratación pública que dan prioridad a los y las productoras de alimentos a pequeña escala pueden llegar de forma rápida y eficaz a las personas afectadas. Sin embargo, esto requiere voluntad política para redistribuir la riqueza», afirma Suárez Franco. 

Ignorar la concentración del poder corporativo 

El informe no aborda las causas estructurales de la inseguridad alimentaria y el hambre: la concentración y el poder de las empresas en los sistemas alimentarios, la especulación financiera y la instrumentalización de los alimentos, e ignora cómo la agroindustria se beneficia de las crisis y cómo los Estados permiten la impunidad de las empresas. 

El SOFI 2025 atribuye el aumento de los precios de los alimentos a «factores externos» como la COVID-19 y el cambio climático, mientras ignora los factores críticos dentro del sistema alimentario. Es notable la ausencia de cualquier mención a la especulación de los precios por parte de las grandes empresas agroindustriales, que obtuvieron beneficios récord durante las recientes crisis alimentarias, ni se aborda adecuadamente cómo la especulación financiera de los fondos de alto riesgo con los futuros de cereales inflan artificialmente los precios, un fenómeno que el informe califica erróneamente como simple «volatilidad del mercado». 

El análisis de género es igualmente deficiente, ya que reconoce las disparidades, pero no aborda la infravaloración sistémica del trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres, que sustenta los sistemas alimentarios y exige reconocimiento y redistribución.  

Lo más llamativo es el silencio del informe sobre el creciente dominio de las empresas digitales («el poder de las Big Dig») en la remodelación de los sistemas alimentarios, incluso cuando elogia la mejora de la recopilación de datos, un punto ciego que ignora cómo los monopolios tecnológicos están acelerando la consolidación de las empresas y marginando a los y las productoras y pequeña escala. Estas omisiones revelan una tendencia preocupante a evitar el escrutinio de los actores económicos poderosos y atribuir el hambre a «choques» apolíticos en lugar de a las desigualdades estructurales. 

«El silencio del informe sobre los abusos de las empresas es desconcertante», afirma Sabine Pabst, responsable del trabajo ambiental de FIAN. «Culpa al cambio climático, pero no a las agroindustrias que impulsan la deforestación, los monocultivos y la degradación ambiental en general». Además, ignora el papel fundamental que desempeñan los mercados territoriales a la hora de conectar a los pequeños productores con las y los consumidores. 

Gaza: la complicidad de las empresas en el hambre como arma de guerra  

El informe destaca que el 100 % de la población de Gaza se enfrenta a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda, lo que indica una crisis grave. También señala un aumento significativo de la malnutrición entre los niños y niñas de la ciudad de Gaza, donde casi uno de cada cinco menores de cinco años sufre malnutrición aguda. No obstante, omite cualquier referencia explícita al uso de los alimentos como arma de guerra en Gaza y a la complicidad de las empresas en el genocidio. 

En Gaza, más del 95 % de las tierras agrícolas han quedado inutilizables debido a las operaciones militares israelíes, incluida la destrucción deliberada del 71 % de los invernaderos y el 83 % de los pozos agrícolas, mientras que las comunidades pescadoras se enfrentan a una violencia letal y a la prohibición casi total de acceder al mar, lo que provoca el colapso de la producción local de alimentos y la utilización del hambre como arma contra la población civil. 

El UNFSS+4 sigue distrayendo y agotando la energía de la ONU para tomar medidas urgentes  

El persistente fracaso del UNFSS a la hora de abordar los desequilibrios estructurales de poder y reducir el poder de las empresas en los sistemas alimentarios queda patente en el protagonismo del Foro Económico Mundial y del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible en la agenda de este año. Además, el UNFSS+4 hace la vista gorda ante cuestiones críticas como el uso de los alimentos como arma de guerra, el apartheid alimentario, la drástica reducción de la ayuda pública al desarrollo, el auge del autoritarismo, la criminalización de los defensores de los derechos humanos y la represión de los movimientos sociales y los pueblos indígenas. En cambio, los gobiernos deberían intensificar sus esfuerzos en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas para aplicar su Marco de Acción en Situaciones de Crisis Prolongadas y una serie de políticas que aborden las causas estructurales de las injusticias actuales relacionadas con la alimentación. 

Reivindicaciones de la sociedad civil omitidas por el SOFI 2025  

Partiendo del derecho de los Estados a la alimentación, exigimos a los Estados que avancen en la tributación justa de las grandes empresas agrícolas, alimentarias, financieras y tecnológicas, mediante elementos sólidos en la negociación de La Convención Fiscal en curso en la Asamblea General de las Naciones Unidas; un compromiso activo y una regulación estricta en el contexto del Tratado de las Naciones Unidas sobre las Empresas Transnacionales y Otras Empresas con respecto a los derechos humanos, negociado en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas; que se impulsen reformas agrarias redistributivas, aprovechando la oportunidad que brinda la Conferencia Internacional sobre la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural que se celebrará en Colombia en febrero de 2026 y la aplicación de las obligaciones internacionales de los Estados en materia de medio ambiente.     

FIAN ha rechazado sistemáticamente el enfoque tecno-fix de SOFI y las falsas soluciones corporativas promovidas por la UNFSS. Uniéndonos a los movimientos sociales, en cambio, pedimos a los Estados que apoyen las soluciones de los pueblos, incluido un fuerte apoyo a la transición a la agroecología, el fin de la captura corporativa de la ONU y la garantía del derecho a la autodeterminación del pueblo palestino así como el fin del uso de alimentos como arma de guerra y genocidio.  

¡Seguiremos presionando para que se produzca la transición hacia sistemas alimentarios que antepongan las personas y el planeta al lucro corporativo!