Las comunidades campesinas de Cajamarca siguen luchando contra el gigante minero sudafricano
Las comunidades campesinas que cultivan el valle de Cajamarca —considerado la "despensa agrícola" de Colombia— luchan por la defensa de este territorio frente al gigante minero sudafricano Anglogold Ashanti y su proyecto aurífero La Colosa.
El megaproyecto afecta al derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria locales y pone en peligro el acceso al agua de varias ciudades con millones de habitantes. La resistencia campesina ha logrado suspender operaciones temporalmente, por medio de una consulta popular, pero la empresa insiste en asediar el territorio.
En 2023 la AngloGold Ashanti renunció a dos títulos mineros, es decir, redujo el porcentaje del territorio concesionado, y hoy mantiene la posesión sobre el 17.90% del territorio de todo Cajamarca. Las demandas que ha presentado la empresa frente al Estado para seguir operando siguen en curso, aún no ha habido decisiones de primera instancia en el Poder Judicial colombiano.
En la mira de la ONU
Las organizaciones sociales en defensa de Cajamarca enviaron un escrito a la Relatoría del Derecho a la alimentación de la ONU, que respondió enviando una comunicación multirelatorial al Estado colombiano, a la AngloGold Ashanti Colombia, al Estado de Sudáfrica y a la AngloGold Ashanti Sudáfrica. En las comunicaciones, se les solicita información a los Estados y a la empresa sobre el caso de La Colosa y se menciona la importancia de proteger los derechos humanos y el derecho a la participación.
Este escrito se suscribió de manera conjunta por los mandatos del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los Derechos Humanos y las empresas transnacionales y otras empresas; del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible; del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, de la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos y del Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento).
Jugada evasiva
Este año, la AngloGold Ashanti anunció que su casa matriz pasará de Johannesburgo a Londres y que su cotización principal pasará de Johannesburgo a Nueva York. Al abandonar Sudáfrica, todo lo avanzado en la fiscalización de la empresa en ese territorio quedaría en suspenso, y habría que recomenzar desde cero en Londres, donde la empresa tendría un record limpio.
Además, "con una cotización primaria en Nueva York, AngloGold Ashanti pretende tener acceso al mayor fondo mundial de capital aurífero. Mientras las empresas mineras realizan estas operaciones para seguir fortaleciendo sus proyectos, no hay medidas efectivas y vinculantes para garantizar que protejan los derechos humanos en los territorios en los que operan", explica Sara Moreno, del Centro Siembra, organización social dedicada a la defensa de este territorio.
Este caso ilustra la urgente necesidad de un Tratado Vinculante ONU que fiscalice a las empresas en sus países de origen. El tratado de Vinculante prioriza a las personas y al planeta y se centra en la responsabilidad, el acceso a la reparación y las áreas afectadas por conflictos, cerrando así las brechas en la protección y la regulación.
Para más información o entrevistas con medios, contacta a Amanda Cordova Gonzales cordova-gonzales@fian.org o a Clara Roig Medina a roig@fian.org.
Foto: Robinson Mejía