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Día Internacional de la Lucha Campesina: las mujeres al frente de la soberanía alimentaria en África

En vísperas del Día Internacional de la Lucha Campesina del 17 de abril, FIAN Internacional se suma al movimiento campesino mundial con la conmemoración de las muertes de trabajadores/as del campo durante una pacífica manifestación en 1996 en Brasil.

Queremos subrayar la actual y creciente opresión ejercida sobre las comunidades campesinas, trabajadores e indígenas, especialmente sobre las mujeres, responsables de alimentar a la mayor parte de la población mundial y a quienes se ha quitado la voz en el desarrollo de las políticas alimentarias.

Existen pocos lugares en el mundo donde esto sea tan evidente como en el África Subsahariana, donde más del 60 por ciento de las mujeres trabajadoras son pequeñas agricultoras. En toda África, las mujeres son responsables de la producción de cerca de tres cuartas partes de la alimentación del continente, al mismo tiempo que sus derechos son constantemente vulnerados a manos de la industria agrícola dirigida por unas corporaciones que menosprecian el conocimiento agrícola tradicional.

Las políticas gubernamentales de muchos países de África, desde Benín a Zambia, promueven el uso de semillas híbridas, con un importante coste anual, así como el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos. Estas prácticas no hacen sino atar a las comunidades campesinas y agrícolas a un sistema de producción alimentaria insustentable que transfiere el poder y los beneficios de su trabajo directamente a manos de las corporaciones, y restringe el derecho de las comunidades campesinas e indígenas a conservar, usar, intercambiar y vender sus propias semillas.

Asimismo, la contaminación mediante organismos genéticamente modificados (OMG) y la apropiación y explotación ilegal de las semillas tradicionales a través de los regímenes de propiedad intelectual también pone en riesgo los sistemas de semillas campesinas, al igual que sucede con el creciente uso de pesticidas. Sólo las compañías agroquímicas – Bayer-Monsanto, DowDuPont/Corteva, ChemChina-Syngenta y BASF – controlan más de la mitad del mercado mundial de semillas y tres cuartas partes del mercado de pesticidas global.

En lugar de esto, los gobiernos deberían apoyar la recuperación y la protección de los sistemas de semillas campesinas cultivadas y compartidas año tras año. Un sistema construido sobre el conocimiento a largo plazo y sobre la innovación campesina, que garantiza la resiliencia y la adaptación al cambio climático. Gran parte del conocimiento ligado a las semillas es portado por las mujeres de las comunidades, que actúan como custodias de la biodiversidad, en África y en todo el mundo.

Ante la falta de apoyo, las mujeres de muchos países en África están recuperando el control sobre sus semillas y rechazando los modelos corporativos. En el norte de Benín, las comunidades rurales que habitualmente sufren cortes alimentarios están empezando a rechazar las costosas e inestables semillas híbridas. En su lugar, están optando por recuperar las semillas de cosechas como sorgo y cowpea, que pueden ser replantadas cada año y se adaptan constantemente a las cambiantes condiciones climáticas.

“Cuando el mes de hambruna llega, las personas que plantaron cowpea tienen cosecha para alimentar a sus familias”, dijo una mujer. “Algunas familias pueden incluso vender parte de la cosecha. Este año, todas plantaremos cowpea para poder comer y tener ingresos”.

En Uganda central, grupos de mujeres están creando bancos de semillas comunales para recuperar y compartir las semillas tradicionales. Asimismo, estas mujeres están promoviendo el fin de la agricultura industrial a través de creativas acciones de incidencia política dirigidas al gobierno que incluyen la música y el teatro.

Los sistemas de semillas campesinas son la clave que permite garantizar el derecho a la alimentación y a la nutrición. Así, estos sistemas son la base de las prácticas de agricultura sostenible y ecológica que conserva y promueve dietas variadas y saludables y son más propensas a adaptarse al cambio climático. En imprescindible que los estados hagan todo lo posible para proteger estos sistemas campesinos y aseguren que las leyes de propiedad intelectual, los esquemas de certificación, las leyes de marketing de semillas y las políticas de biotecnología respeten los derechos, necesidades y realidades de las comunidades campesinas e indígenas.