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La exsecretaria general de FIAN Brasil dirigirá los programas contra el hambre del Presidente Lula

Valéria Burity lleva casi ocho años defendiendo el derecho a la alimentación como secretaria general de FIAN Brasil. Ahora, con un puesto clave dentro del nuevo gobierno del presidente Lula da Silva, tiene el reto de restituir el programa de seguridad alimentaria desmantelado por el expresidente Jair Bolsonaro y promover la soberanía alimentaria en un país donde el 50% de la población se enfrenta a algún grado de inseguridad alimentaria.

En 2022, Brasil volvió al Mapa del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tras ocho años sin aparecer. La exsecretaria general de FIAN Brasil, Valéria Burity, se enfrenta ahora al reto de restituir el sistema de seguridad alimentaria que el expresidente Jair Bolsonaro desmanteló. Este sistema está compuesto por el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONSEA), un órgano de consulta clave que reúne a la sociedad civil y al gobierno, la Cámara Interministerial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CAISAN) y la Conferencia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Esta estructura institucional existe tanto a nivel estatal como municipal. El CONSEA, por ejemplo, fue restablecido el 28 de febrero de 2023 por el Presidente Lula da Silva en un esfuerzo por incluir diversidad de voces en la lucha contra el hambre.

Durante la presidencia de Bolsonaro, los niveles de hambre se dispararon a pesar de que Brasil es uno de los cuatro mayores productores de alimentos del mundo. La FAO volvió a situar al país en el Mapa del Hambre una vez que las cifras de personas que padecen hambre crónica pasaron del 2,5% al 4,1%. Casi un tercio de la población (30%) tiene dificultades para obtener alimentos, y el 15% (33. 1 millón de personas) pasa hambre cada noche, según un informe de Rede Penssan.

El número de personas que pasan hambre casi se duplicó entre 2019 y 2021 después de durante 24 años consecutivos se redujera la inseguridad alimentaria. Algunas de las causas fueron el desmantelamiento de los programas alimentarios por parte de Bolsonaro, las políticas neoliberales del presidente Michel Temer entre 2016 y 2018, que fomentaron la captura de tierras y recursos naturales por parte de las empresas, una fuerte reducción del gasto del gobierno en bienestar social, la crisis de la COVID-19 y el aumento mundial de los precios de los alimentos.

Ahora, el gobierno de Lula da Silva se propone remediar el aumento del hambre en Brasil. El presidente ha declarado que ésta será una de las principales prioridades del nuevo gobierno, creando una cámara para coordinar las acciones de 24 ministerios que trabajan para acabar con el hambre. Valéria Burity coordinará esta tarea como Secretaria Extraordinaria de la Lucha contra el Hambre en el Ministerio de Desarrollo Social.

Su primer objetivo es reconstruir las estructuras e instituciones federales desmanteladas por Bolsonaro que se dedicaban a garantizar el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición (DHANA). Además del CONSEA y la CAISAN, mediante el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PLANSAN) se incluirán medidas de emergencia y medidas estructurales.

Todas estas instituciones colaborarán en un plan de emergencia para reducir el hambre mediante una serie de acciones. Entre ellas figuran un aumento del presupuesto del programa de lucha contra la pobreza, el Bolsa Familia, así como del salario mínimo. Además, prevén dar más fondos para hacer más saludables las comidas escolares y fomentar programas para que el consumo de alimentos del Estado proceda de pequeños agricultores.

Sin embargo, para Valéria también será necesario abordar los factores estructurales de la inseguridad alimentaria para garantizar una alimentación adecuada y nutritiva, como las fuertes desigualdades y el racismo, o la concentración de la tierra. Por eso, el gobierno planea una reforma agraria redistributiva para garantizar el derecho a la tierra de las comunidades rurales más afectadas por el hambre, así como reformas fiscales para contrarrestar las desigualdades y la creación de reservas alimentarias para combatir la volatilidad de los precios de los alimentos. Todas estas acciones irán encaminadas a reestructurar los sistemas alimentarios. A nivel personal, Valerie cree que los pesticidas han sufrido una gran liberalización en las últimas décadas y que éste "es uno de los retos para garantizar una alimentación adecuada".

Burity entiende que será una tarea difícil, especialmente en un gobierno de coalición que carece de una visión común sobre la importancia de la soberanía alimentaria y otras cuestiones subyacentes relacionadas con el derecho a la alimentación.  "No será una tarea fácil", explica, "pero Lula está muy comprometido con la erradicación del hambre, y contamos con el respaldo de una sociedad civil fuerte".

Para consultas de la prensa, por favor contacten con Clara Roig a roig@fian.org

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