SOFI 2022 ignora las causas del aumento del hambre y fracasa en la propuesta de soluciones

En su Informe sobre el Estado de la Alimentación y la Nutrición en el Mundo (SOFI) 2022, lanzado ayer, los organismos responsables de la ONU presentaron su balance anual de los progresos realizados en la tarea de poner fin al hambre y la malnutrición en el mundo, corroborando con este el creciente aumento del hambre en el mundo y el hecho de encontrarse lejos de cumplir el objetivo de hambre cero para 2030 recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

El Informe SOFI de este año pone un especial foco en la necesidad de renovar las políticas agrarias y alimentarias con el fin de hacer más asequibles las dietas saludables. Asimismo, recalca que, el año anterior, el número de personas afectadas por el hambre en todo el mundo alcanzó los 828 millones, 46 millones más que en 2020 y 150 millones más desde que arrancara la pandemia del COVID-19.

A esto hay que sumar los 3100 millones de personas que en 2020 no podían permitirse el consumo de dietas saludables, 112 millones más que en 2019, reflejando con esto los efectos de la inflación sobre el precio de los alimentos de consumo, derivado del impacto económico de la pandemia del COVID-19 y de las medidas puestas en marcha con el fin de contenerla.

Por un lado, el informe compilado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura, el Fondo de la ONU para la Infancia, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial para la Salud subraya la “intensificación de los principales factores causantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, a saber, los conflictos, los fenómenos climáticos extremos y las perturbaciones económicas, en combinación con el aumento de las desigualdades” y, sin embargo, su enfoque estadístico presta muy poca atención a las causas estructurales del hambre y la malnutrición, al igual hace con la recurrente crisis global del precio de los alimentos.

Según el SOFI, “La evidencia sugiere que, si los gobiernos adaptan los recursos para dar prioridad a los consumidores de alimentos y para incentivar la producción, la oferta y el consumo sostenibles de alimentos nutritivos, ayudarán a que las dietas saludables sean menos costosas y más asequibles para todas las personas”.

“No obstante, la pregunta sigue siendo la misma, ¿quién recibirá las subvenciones para producir y distribuir estas dietas saludables: grandes corporaciones o productores/as de alimentos a pequeña escala? ¿Cadenas de suministros internacionales o mercados de alimentación locales?”, ha señalado la responsable de políticas para FIAN Internacional Angelica Castaneda. El Informe mínimamente señala los desequilibrios de poder que existen entre los grandes actores del sector alimentario y las comunidades locales y no propone profundas transformaciones de los sistemas alimentarios hacia la soberanía alimentaria y la agroecología.

Este año, el Informe SOFI enfatiza la necesidad de redistribuir los limitados recursos públicos con el fin de reducir el precio de los alimentos saludables. Sin embargo, no ha sido sino el injusto sistema económico global quien ha causado la escasez de los recursos públicos que afecta, de manera particular, al hemisferio Sur.

“Es imposible llevar a cabo una genuina transformación de los sistemas alimentarios globales sin hacer cambios en los sistemas económicos y financieros que pongan freno a la acumulación de insostenibles e ilegítimas deudas públicas externas, incluyendo una reforma fiscal”, ha explicado Sofia Monsalve, secretaria general de FIAN Internacional. A lo que añade: “Resulta imprescindible la cancelación incondicional de la deuda pública externa de manera urgente para permitir la liberación inmediata de los recursos y remodelar los insostenibles sistemas alimentarios. Es el sistema económico global el que está causando el hambre y la malnutrición”.

Como la crisis del COVID hizo al destapar nuevas capas de la crisis alimentaria mundial y la guerra en Ucrania ha ratificado, la seguridad alimentaria y la malnutrición no puede ser solventada hasta que no sean abordadas las arraigadas injusticias que subyacen en los sistemas alimentarios industriales globales.

El informe de FIAN Internacional Guerra en Ucrania: las recurrentes crisis alimentarias exponen la fragilidad del sistema pone el foco en las principales causas que se encuentran detrás del hambre y la malnutrición, entre las que se incluye la dependencia del sistema en las cadenas de valor globales, la marginalización de la producción local de alimentos y la persistente volatilidad del precio de estos, causada por la creciente concentración corporativa en torno a las cadenas de valor alimentarias, la financiarización, la especulación de los precios y la falta de regulación de los mercados.

La pandemia del Covid-19 fue una señal de alerta y los efectos de la guerra de Ucrania demuestran con creces la vulnerabilidad de las cadenas de suministros globales a perturbaciones como estas. La extremada concentración de la división mundial de la producción alimentaria debilita la soberanía alimentaria a nivel local y nacional y reduce la capacidad de resiliencia en tiempos de crisis, tal y como subraya el informe de FIAN.

“A pesar de esto, una vez más, los organismos autores del Informe SOFI han fracasado al abordar el rol del sistema alimentario industrial como causante del hambre y la malnutrición”, ha señalado Monsalve.

En lugar de esto, el Informe sigue proponiendo contenciosas soluciones para la transformación de los sistemas alimentarios centradas en la tecnología y en la integración de los productores/as a pequeña escala dentro de las cadenas de valor mundiales. La agroecología sigue estando ausente entre las recomendaciones del informe para la transformación de los sistemas alimentarios.

“Esto no hará sino seguir afianzando el dominio corporativo sobre los sistemas alimentarios y debilitando los esfuerzos globales hacia una transformación real basada en la diversificación, la producción de alimentos a pequeña escala y la agroecología”, ha concluído la secretaria general de FIAN Internacional.

Para cuestiones relacionadas, por favor, contactar con Sofia Monsalve: monsalve@fian.org

 

Nueva herramienta popular para el monitoreo del derecho a la alimentación

Una de cada tres personas sufre de inseguridad alimentaria en el mundo. El hambre y la malnutrición han aumentado considerablemente durante los últimos años. Como respuesta, la Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición lanza su Herramienta de Monitoreo de los Pueblos para el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición, un instrumento dirigido a fomentar los sistemas alimentarios construidos sobre el derecho a la alimentación, en un tiempo en el que los derechos fundamentales y la soberanía alimentaria están en riesgo.

La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) ha documentado el número de personas que sufren hambre y malnutrición en el mundo durante años, a través de su informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI). Sin embargo, hasta mecanismos tan destacados como este no acaban de mostrar una imagen complete del hambre.

“Mecanismos como este se basan en estadísticas cuantitativas recogidas por expertos técnicos, en lugar de provenir de las experiencias directas de las personas”, ha dicho Laura Michéle, responsable de políticas para los sistemas de alimentación y nutrición en FIAN Internacional. “Muy a menudo, se ignoran las múltiples e interconectadas formas de violencia y las causas estructurales que sustentan el hambre y la malnutrición”.

La Herramienta de Monitoreo de los Pueblos, llevada a cabo por organizaciones de base y movimientos sociales, en un proceso participativo de cuatro años, parte de un entendimiento holístico del derecho a la alimentación y a la nutrición que rebate el discurso dominante del hambre y la malnutrición. Asimismo, aborda luchas y asuntos políticos esenciales para la completa realización del derecho a la alimentación y a la nutrición, como son los derechos de las mujeres y los sistemas alimentarios saludables y sostenibles.

Herramienta

A través de una serie de preguntas estructuradas, la herramienta ayuda a analizar si los estados están cumpliendo con sus obligaciones en materia de derechos humanos y cómo lo hacen. Las respuestas crean un grupo de pruebas para las acciones de incidencia de las que las comunidades, movimientos, sociedad civil, académicos/as y funcionarios/as, que pueden ser utilizadas en la promoción de políticas que aborden las causas estructurales del hambre.

En una exitosa prueba de la herramienta, llevada a cabo en Mali, mujeres y niñas de zonas rurales compartieron sus experiencias y evaluaron el uso del modulo dedicado a los derechos de las mujeres en su contexto. Las participantes subrayaron los derechos que defienden, identificaron los instrumentos legales fundamentales y aportaron ideas en materia de estrategia de incidencia, que incluye un borrador de recomendaciones para ser enviado a sus gobiernos.

“Resulta fundamental considerar como sujetos y no como objetos a las personas afectadas por el hambre y la malnutrición en los ejercicios de monitoreo, así como facilitar a estas personas el espacio y las herramientas que les permitan analizar y articular sus experiencias”, ha dicho Arie Kurniawaty, miembro de la organización Solidaritas Perempuan por los derechos de las mujeres, que realiza una importante tarea en el monitoreo del derecho a la alimentación y nutrición desde una perspectiva feminista en Indonesia. “Son las personas mejor colocadas para conocer los problemas a los que se enfrentan en su día a día y encontrar las mejores soluciones”.

La Red Mundial por el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición reúne a diversos movimientos sociales y organizaciones de Sociedad civil en la lucha por el derecho a una alimentación y nutrición adecuadas. FIAN Internacional es responsable de su secretariado.

Ver Herramienta de Monitoreo de los Pueblos para el Derecho a la Alimentación y a la Nutrición

¿Qué hay que priorizar en la transformación de los sistemas de alimentación?

En un momento en el que grandes sectores de población de regiones de todo el mundo se ven sumidos en situaciones de inseguridad alimentaria absoluta, las personas más vulnerables, que viven marginadas y al margen de la sociedad son, a su vez, los más golpeados por la crisis. La pandemia ha sacado a la luz las consecuencias de décadas de políticas fallidas que no han hecho sino recortar los derechos sociales y laborales de la población y colocarla a merced de los bancos de alimentos y las organizaciones de caridad. El COVID-19 surge como síntoma de un problema aún mayor: el enfermizo sistema de alimentación industrial destruye el medioambiente y crea las condiciones idóneas para la propagación de zoonosis. Al mismo tiempo, la producción de alimentos ultra procesados debilita la salud de la población y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles como la obesidad y la diabetes, haciendo a la población más vulnerable contra virus como el SARS-CoV-2.

En este contexto, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU arranca las negociaciones para definir las medidas que deberán ponerse en marcha con el fin de transformar los sistemas de alimentación hacia sistemas más sostenibles, igualitarios y justos. Tras dos años de intensos debates, el CSA comienza esta semana las negociaciones de las Directrices sobre Nutrición y Sistemas Alimentarios, la primera negociación intergubernamental que se realiza con el fin de lograr esta transformación. Los sistemas de alimentación y las dietas saludables y sostenibles, los parámetros para esta transformación y la noción para reorientar los principales ámbitos de acción en la modificación de los sistemas de alimentación ocupan el centro de la negociación. 

¿Qué hay que priorizar en esta transformación?

Teniendo en cuenta el aumento de los casos de captura corporativa que se suceden en las instituciones públicas de los sistemas de alimentación, resulta imprescindible establecer medidas de protección sólidas que prevengan la aparición de conflictos de intereses. Asimismo, siguiendo las reivindicaciones de los pequeños/as productores y productoras de alimentos, la agroecología debe ser la piedra angular de esta transformación. La agroecología beneficiará considerablemente la salud de la población y del planeta a través de una producción de alimentos saludables que protege la biodiversidad y el medioambiente, al mismo tiempo que se permite el desarrollo de la sabiduría tradicional y transforma positivamente las relaciones culturales y sociales.

En su conjunto, los parámetros para la transformación de los sistemas de alimentación han de venir definidos por el derecho a una alimentación y nutrición adecuadas y otros derechos directamente relacionados, como los derechos de las mujeres, de las comunidades indígenas, de las personas trabajadoras, de los campesinos y campesinas y de otras personas que trabajan en zonas rurales. Un sistema de alimentación que no esté anclado en los derechos humanos será tan dañino como el actual modelo de producción alimentaria predominante.

Es mucho lo que está en juego esta semana y el resultado de las negociaciones determinará a largo plazo nuestra capacidad para responder a perturbaciones externas, conflictos o crisis, como ha sido el caso del COVID. Los estados miembros del CSA han de implicarse activa y constructivamente en las negociaciones sin importar los desafíos que puedan surgir de la participación online. En la actual encrucijada histórica en la que nos encontramos, hay que ser valientes, escuchar las demandas de la población y poner en marcha la transformación de los sistemas de alimentación que la gente y el planeta necesita con urgencia.

Puedes aprender más sobre las actuales propuestas para la transformación de los sistemas de alimentación en nuestra serie de vídeos Perspectivas de la sociedad civil sobre Nutrición y Sistemas Alimentarios :

1.    Qué hay en juego en la transformación de los sistemas de alimentación.
2.    La falsa solución de la industria para salvar los sistemas de alimentación.
3.    Visiones de la sociedad civil para la transformación de los sistemas de alimentación.

 

Herramientas legales: COVID-19 y el Derecho a la Alimentación

El impacto del COVID-19 sobre el derecho a la alimentación y a la nutrición (DHANA) de las personas ha impulsado diferentes tipos de acciones legales en todo el mundo. Por esta razón, FIAN Internacional comparte la siguiente lista no exhaustiva de fuentes del derecho internacional, con el propósito de contribuir a dichas acciones como a otras estrategias políticas y legales relacionadas al derecho a la alimentación. Para un análisis de monitoreo más amplia véase el informe preliminar y el segundo informe de monitoreo sobre el impacto del COVID-19 sobre el derecho a la alimentación y a la nutrición de las personas realizado por FIAN Internacional. La información recogida en estos informes es actualizada constantemente e incluyen ejemplos específicos de casos en los que el derecho a la alimentación y a la nutrición ha sido violado, así como acciones legales relevantes

El documento ha sido estructurado en base a una serie de situaciones identificadas por FIAN Internacional y sus aliados/as. Más concretamente, el informe ha sido organizado a partir de las situaciones que han surgido como consecuencia de las medidas adoptadas por los estados para frenar la propagación del virus. En cada una de las situaciones hemos incluido: 1. el nombre del instrumento legal internacional en cuestión; 2. el número o párrafo del artículo aplicable al caso; y 3. una breve indicación de si se trata de derecho duro o derecho suave. A pesar de que el derecho suave no sea considerado vinculante en el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho suave descansa generalmente en el derecho internacional consuetudinario y en los tratados internacionales. Por ende, sus normas se han incorporado al derecho internacional como guía para interpretar el derecho vinculante y generar un importante impacto en la toma de decisiones sobre políticas públicas, así como en decisiones judiciales. 

Descargar el documento aquí

 

 

El informe sobre el Estado del Derecho a la Alimentacion y a la Nutricion revela una historia alternativa sobre el hambre

Al igual que se hizo en ediciones previas, la publicación tiene como objetivo proporcionar información complementaria al informe SOFI mediante el uso de una metodología alternativa de monitoreo del hambre y la malnutrición, basada en el análisis de la evolución del derecho a la alimentación y de la soberanía alimentaria.

“El objetivo es mostrar qué hay detrás de los números que publica el informe SOFI, considerando la realidad de las luchas que se viven en las diferentes regiones, una perspectiva que muy a menudo queda fuera de las discusiones sobre inseguridad alimentaria”, explica Daniel Fyfe, coordinador de monitoreo de FIAN Internacional, Secretaría de la Red Mundial. “Las comunidades, movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil que trabajan día a día en el terreno son los y las ‘verdaderas expertas’ y es fundamental escuchar sus mensajes   al monitorear el derecho a la alimentación y a la nutrición”, añade Fyfe.

El informe de este año también muestra el fracaso de las políticas de las últimas décadas, sacadas a relucir por la pandemia del COVID-19, que han recortado los derechos sociales y laborales de las personas y las han puesto a merced de los bancos de alimentos y de la caridad. Al igual que lo hace el informe de monitoreo durante el COVID-19 de FIAN Internacional, la publicación subraya que las causas estructurales del hambre y la malnutrición son previas a la pandemia del COVID-19.  Esta última, según recalca el informe SOFI, solo ha logrado que el número de personas afectadas por el hambre aumente drásticamente y que resulte aún más complicado acabar con el hambre en 2030, como prevé el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible.

Entre sus conclusiones, el informe destaca algunas de las tendencias con relación al derecho a la alimentación y a la nutrición:

  • El brote del COVID-19 ha sacado a la luz la conexión intrínseca que hay entre el sistema alimentario industrial predominante, el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas. El derecho a la alimentación y a la nutrición sirve como puente entre los movimientos por la justicia agrícola y climática, además de ser una poderosa herramienta para abordar la crisis climática.
  • En varias regiones, las comunidades y los gobiernos locales están trabajando activamente para transformar los sistemas alimentarios. En Gaza, por ejemplo, las prácticas agrícolas urbanas y periurbanas se han convertido en métodos fundamentales para garantizar la soberanía alimentaria de la población, en un contexto de crisis prolongada. En las Islas Baleares, en España, el gobierno local ha adquirido los productos frescos destinados a la ayuda alimentaria y a las comidas escolares directamente a través de los pequeños/as productores y productoras locales.
  • El autoritarismo y los ataques contra los derechos humanos siguen produciéndose en muchas regiones, como es el caso de India, Filipinas y Malawi; y el asesinato de los defensores y defensoras de los derechos humanos continúa aumentando en Colombia, México, Honduras y Brasil.
  • Por otro lado, en lugares como Paraguay, Honduras y Togo, se han instaurado normativas jurídicas progresistas a nivel nacional para fortalecer el derecho a la alimentación y a la nutrición. A nivel regional, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos ha aprobado una resolución por el derecho a la alimentación y a la nutrición y la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dictado una resolución histórica, que reconoce por primera vez una violación del derecho a la alimentación.
  • La rendición de cuentas en materia de derechos humanos a nivel internacional sigue debilitándose. La Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) ha sufrido importantes recortes de presupuesto y diversas organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo han criticado duramente como captura corporativa el acuerdo estratégico firmado entre la ONU y el Foro Económico Mundial.

“El informe sobre el Estado del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición confirma la necesidad apremiante de proteger los derechos humanos”, señala Daniel Fyfe. “Ante las múltiples crisis que se están viviendo, comunidades de todo el mundo han comenzado a organizarse para llevar a cabo una transformación de los sistemas alimentarios que reivindique el derecho de los productores y productoras a pequeña escala, quienes producen la mayor parte de los alimentos que consumimos. Ahora más que nunca, es necesario que los Estados apliquen los instrumentos esenciales para garantizar el derecho a una alimentación y nutrición adecuadas, adoptados por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y recogidos en la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales”, concluye Fyfe.

Descargar el informe Estado del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición (disponible en ingles)

Descargar el resumen ejecutivo

Notas a los/as editores/as

El informe abarca el periodo comprendido entre julio de 2019 y julio de 2020. El informe no pretende ser exhaustivo sino más bien cubrir los países, regiones y casos en los que están activos los miembros de la Red Mundial.

La publicación del Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición, que será lanzado en Octubre del 2020 bajo el título “Superar las crisis ecológicas: Reconectando alimentación, naturaleza y derechos humanos”, analiza en profundidad la conexión intrínseca que existe entre el predominante sistema de alimentación industrial y la destrucción climática y de los ecosistemas.

Junto a las y los miembros de la organización de la Red Mundial por el derecho a la alimentación y a la nutrición, FIAN Internacional ha lanzado dos informes de monitoreo en los que analiza el impacto que el COVID-19 tiene sobre el derecho a la alimentación y a la nutrición.

El informe sobre el Estado del Derecho a la Alimentacion y a la Nutricion 2020

Al igual que se hizo en ediciones previas, la publicación tiene como objetivo proporcionar información complementaria al informe SOFI mediante el uso de una metodología alternativa de monitoreo del hambre y la malnutrición, basada en el análisis de la evolución del derecho a la alimentación y de la soberanía alimentaria.

Descargue el informe aquí  (sólo disponible en inglés) y el informe resumen ejecutivo aquí

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La ONU da la espalda a la financiación de los derechos humanos

A pesar del crecimiento exponencial de los últimos años, el sistema de derechos de las Naciones Unidas está reduciendo los recursos destinados a la justicia y al progreso social. Cada vez son más los estados que ratifican los tratados vinculantes de derechos humanos, pero, al mismo tiempo, cada año es menor el presupuesto dedicado a los procesos y actividades relacionadas con los derechos humanos. Como ejemplo, la Oficina de la Alta Comisionada (OACNUDH) recibió para el año 2018-2019 un 3,7% del presupuesto ordinario de la ONU y sólo un 3,3% en 2020. Cualquier presupuesto por debajo del 8% es “inaceptable”.

A través de una carta dirigida a todos los estados miembro de la ONU, 129 ONGs urgen que se destinen los recursos adecuados al sistema de derechos humanos a través del presupuesto ordinario de la organización.

 “A pesar de sus límites y defectos, el sistema de derechos humanos de Naciones Unidas desempeña un papel fundamental en la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo. Es crucial preservarlo y garantizar su eficacia y eficiencia”, recoge la carta.

 

El pasado año, las limitaciones financieras de la OACNUDH prácticamente obligaron a cancelar el tercer periodo de sesiones de seis de los nueve órganos de tratados. De un modo similar, la disminución de la asignación presupuestaria de la Oficina de Naciones Unidas de Ginebra (ONUG) obligó al Consejo de Derechos Humanos a reducir el número de reuniones, con la consecuente supresión de todos los debates generales de la sesión de junio.

Los Procedimientos Especiales, así como la OACNUDH, dependen para su funcionamiento, en gran medida, de las “contribuciones voluntarias” de los estados, instituciones privadas e incluso empresas comerciales. Esta situación es inaceptable y amenaza gravemente la independencia e imparcialidad de la labor de la ONU en la esfera de los derechos humanos.

«Estos acontecimientos afectan negativamente el derecho de participación de las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos populares”, lamentan las organizaciones en la carta.

 

Puedes leer aquí la carta.
Para cuestiones relacionadas con los medios, por favor, contacta con delrey@fian.org

Una nueva resolución refuerza el derecho a la alimentación de los africanos/as

En su 65º período ordinario de sesiones, celebrado en Banjul, Gambia, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP) aprobó la Resolución sobre el derecho a la alimentación y la nutrición (DHANA) en África.  Entre sus aspectos más destacados, la resolución reconoce la importancia de los marcos jurídicos nacionales del DHANA, así como la plena participación de los/as pequeños/as productores/as de alimentos, agricultores/as, ganaderos/as y pescadores/as en el diseño y el seguimiento de la realización del DHANA. Además, la resolución adoptada pide a los Estados Partes que fomenten la producción y el consumo de alimentos locales y orgánicos mediante la prohibición de los OGM y la regulación de la promoción y la comercialización de alimentos industrializados y altamente procesados. Además, la resolución destaca el importante papel de las mujeres en el mantenimiento y la mejora de los medios de vida rurales e insta a la promoción y el fortalecimiento de plataformas multisectoriales e inclusivas de género a nivel nacional.

«La resolución es clave para llevar a cabo el trabajo de abogacía para hacer avanzar el DHANA a nivel nacional y regional. Sirve para reconocer y proteger legalmente las semillas campesinas, que son importantes para asegurar la biodiversidad y la diversificación de alimentos y nutrientes saludables. Igualmente, la resolución es una herramienta importante para promover la Recomendación General 34 de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) sobre los derechos de las mujeres rurales y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los/as campesinos/as y otras personas que trabajan en zonas rurales (UNDROP), ya que ambos instrumentos de derechos humanos tienen disposiciones que están en línea con esta resolución», comentó Valentin Hategekimana, Coordinador de África de FIAN Internacional.

FIAN Internacional acoge con gran satisfacción la resolución y alienta a la CADHP a que intensifique sus esfuerzos para hacer avanzar el DHANA en África.

Para más información, favor contactar a: hategekimana@fian.org