¿Comer es un acto político?
Comer sin duda puede convertirse en un acto político si queremos. Si bien el tomate que compramos en el mercado local podría haberse cultivado de una manera ambientalmente sostenible y haber contribuido a la economía local de las y los pequeños productores, el té que compramos en el supermercado puede traer consigo la historia de explotación de los y las trabajadoras de las plantaciones de té cerca de nuestras casas o en el otro lado del mundo. Estas opciones implican decisiones muy diferentes. Si quieres actuar en contra de la injusticia social, este puede ser el comienzo. Sin embargo, hay mucho más que hacer.