El acaparamiento global de tierras evidencia la creciente desigualdad de riqueza y la necesidad de reformas

Extensas parcelas de tierra en el Sur Global están siendo cada vez más adquiridas por inversionistas internacionales y corporaciones ultrarricas, fomentando una creciente desigualdad – parte de una tendencia global de transferencia de riqueza que perjudica a los pobres y a la clase trabajadora.

Un nuevo informe de FIAN International y Focus on the Global South, Los señores de la tierra: terratenientes transnacionales, desigualdad y el imperativo de la redistribución, pone el foco en los diez mayores propietarios transnacionales de tierras del mundo – que controlan 404.457 km², un área del tamaño de Japón.

Esto forma parte de una fiebre mundial por la tierra. Desde el año 2000, corporaciones e inversores financieros han adquirido aproximadamente 65 millones de hectáreas de tierra – el doble del tamaño de Alemania. Hoy en día, el 70 por ciento de las tierras agrícolas globales están controladas por el 1 por ciento de las mayores explotaciones industriales.

Desplazamientos forzados

Esta concentración tiene graves implicaciones para la seguridad alimentaria, amenazando los medios de subsistencia de 2.500 millones de pequeños agricultores y 1.400 millones de las personas más pobres del mundo, la mayoría de las cuales dependen de la agricultura para sobrevivir. También está provocando violencia, desalojos forzosos, destrucción ambiental y contribuyendo al cambio climático.

Prácticamente todos los principales propietarios globales de tierras han sido implicados en informes sobre desplazamientos forzados, destrucción ambiental y violencia contra las comunidades.

Uno de los principales actores es el fondo de pensiones estadounidense TIAA, que ha adquirido decenas de miles de hectáreas en la región del Cerrado brasileño, una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo. En el Cerrado, aproximadamente la mitad de la tierra ha sido convertida en plantaciones de árboles, grandes monocultivos agroindustriales y pastos para la producción ganadera  – en medio de informes sobre acaparamientos violentos de tierras, deforestación y destrucción ambiental que ya muestran signos de impacto en el clima.

TIAA casi cuadruplicó sus propiedades de tierras entre 2012 y 2023, pasando de 328.200 hectáreas a 1,2 millones de hectáreas.

Desigualdad

La concentración de tierras tiene consecuencias para el mundo entero. El hecho de que vastas extensiones de tierra en diferentes jurisdicciones estatales sean controladas por corporaciones distantes socava la soberanía estatal y la autodeterminación de los pueblos.

El monocultivo industrial a gran escala, a menudo llevado a cabo en estas tierras, es un importante motor del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la destrucción de ecosistemas, impidiendo transiciones justas hacia sistemas alimentarios y modelos económicos más equitativos y sostenibles.

Esto forma parte de una tendencia global de creciente desigualdad y concentración de la riqueza. Desde mediados de la década de 1990, el 1% más rico de la población mundial ha capturado el 38% de toda la riqueza adicional acumulada, mientras que el 50% más pobre ha recibido solo el 2%. Se estima que 3.600 millones de personas, o el 44% de la población mundial, viven ahora con menos de 6,85 dólares estadounidenses al día, un nivel que impide una vida digna.

Dado que el acaparamiento de tierras está impulsado en gran medida por el capital global y la acumulación de tierras a través de diferentes jurisdicciones por parte de corporaciones transnacionales y entidades financieras, la cooperación internacional es esencial. La próxima segunda Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR+20) en Colombia a principios del próximo año ofrece una oportunidad crítica para que los gobiernos acuerden medidas que pongan fin al acaparamiento de tierras, reviertan la concentración de tierras y aseguren una distribución amplia y sostenible de los recursos naturales.

En un mundo que enfrenta crisis interconectadas – colapso climático, inseguridad alimentaria, pobreza persistente y desigualdad social – y una reconfiguración del equilibrio de poder global, existe una oportunidad para alejarse de las políticas neoliberales que han beneficiado a muy pocos, y crear un futuro global más justo y sostenible para todas y todos.

Para más información o entrevistas con medios, por favor contacte a Philip Seufert seufert@fian.org o Amanda Cordova-Gonzales cordova-gonzales@fian.org

Las comunidades campesinas de Cajamarca siguen luchando contra el gigante minero sudafricano

El megaproyecto afecta al derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria locales y pone en peligro el acceso al agua de varias ciudades con millones de habitantes. La resistencia campesina ha logrado suspender operaciones temporalmente, por medio de una consulta popular, pero la empresa insiste en asediar el territorio. 

En 2023 la AngloGold Ashanti renunció a dos títulos mineros, es decir, redujo el porcentaje del territorio concesionado, y hoy mantiene la posesión sobre el 17.90% del territorio de todo Cajamarca. Las demandas que ha presentado la empresa frente al Estado para seguir operando siguen en curso, aún no ha habido decisiones de primera instancia en el Poder Judicial colombiano.  

En la mira de la ONU 

Las organizaciones sociales en defensa de Cajamarca enviaron un escrito a la Relatoría del Derecho a la alimentación de la ONU, que respondió enviando una comunicación multirelatorial al Estado colombiano, a la AngloGold Ashanti Colombia, al Estado de Sudáfrica y a la AngloGold Ashanti Sudáfrica. En las comunicaciones, se les solicita información a los Estados y a la empresa sobre el caso de La Colosa y se menciona la importancia de proteger los derechos humanos y el derecho a la participación. 

Este escrito se suscribió de manera conjunta por los mandatos del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de los Derechos Humanos y las empresas transnacionales y otras empresas; del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible; del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, de la Relatora Especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos y del Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento).  

Jugada evasiva 

Este año, la AngloGold Ashanti anunció que su casa matriz pasará de Johannesburgo a Londres y que su cotización principal pasará de Johannesburgo a Nueva York. Al abandonar Sudáfrica, todo lo avanzado en la fiscalización de la empresa en ese territorio quedaría en suspenso, y habría que recomenzar desde cero en Londres, donde la empresa tendría un record limpio.  

Además, «con una cotización primaria en Nueva York, AngloGold Ashanti pretende tener acceso al mayor fondo mundial de capital aurífero. Mientras las empresas mineras realizan estas operaciones para seguir fortaleciendo sus proyectos, no hay medidas efectivas y vinculantes para garantizar que protejan los derechos humanos en los territorios en los que operan», explica Sara Moreno, del Centro Siembra, organización social dedicada a la defensa de este territorio. 

Este caso ilustra la urgente necesidad de un Tratado Vinculante ONU que fiscalice a  las empresas en sus países de origen. El tratado de Vinculante prioriza a las personas y al planeta y se centra en la responsabilidad, el acceso a la reparación y las áreas afectadas por conflictos, cerrando así las brechas en la protección y la regulación. 

Para más información o entrevistas con medios, contacta a Amanda Cordova Gonzales cordova-gonzales@fian.org o a Clara Roig Medina a roig@fian.org.

Foto: Robinson Mejía

Campesinos de Cajamarca buscan apoyo de la ONU para defenderse de megaproyecto minero  

Cajamarca es considerada como la “despensa agrícola” de Colombia, debido a su histórico protagonismo en la producción agrícola del país. Sus comunidades rurales son considerads guardianes de los páramos andinos, ecosistemas fundamentales para el suministro de agua de varias ciudades con millones de habitantes. 

Desde 2007, los esfuerzos para instalar “La Colosa”, una operación minera a cielo abierto a gran escala (se esperan 30 toneladas de oro por año) en un territorio tradicionalmente habitado por campesinos, amenaza con transformar irreversiblemente la orientación económica, social y cultural de la región en perjuicio de su gente. El riego y suministro de agua de unas 2.400 familias se verían directamente afectados por el proyecto.

El proyecto La Colosa provocó una fuerte oposición de la comunidad. En 2017, las organizaciones locales convocaron con éxito un mecanismo de referéndum constitucional vinculante (consulta popular), que resultó en un rotundo “No” a la mina (97,92 % de los votos).  

“Considerábamos que con la consulta el Estado iba a tener claro que en Cajamarca no se acepta el proyecto minero, que queremos seguir siendo campesinos, queremos seguir teniendo derecho a la vida digna, al medio ambiente sano, a nuestra autonomía como campesinos y comunidades rurales”, dice Robinson Mejia, del Comité Ambiental de Cajamarca y Anaime  

Desde entonces, la empresa y el pasado gobierno han buscado activamente socavar la legitimidad del referéndum para hacer avanzar el proyecto presentando una serie de demandas. Además, la consulta sólo detuvo a La Colosa, mientras el Ministerio de Minas y Energía de la gestión anterior siguió otorgando una gran cantidad de nuevas licencias a empresas mineras en la zona: en 2008 estas licencias cubrían alrededor del 70% del territorio total y actualmente cubren casi el 30%. 

 

Comunidad busca apoyo de la ONU 

La legislación colombiana sobre derechos territoriales distingue entre el derecho al suelo, que puede ser privado; y al subsuelo, que pertenece al Estado, incluso estando bajo terrenos privados. Esto implica que puede ser concesionado, impactando directamente en el derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria de sus habitantes. El mecanismo de referéndum invocado por la comunidad fue un intento de proteger tanto el suelo como el subsuelo y evitar un desastre social, ambiental, económico y cultural. 

“Es un total atropello a los ciudadanos colombianos, que el gobierno pasado se saltó todos los derechos establecidos en la constitución para imponer algo que no estamos de acuerdo y no aceptamos en nuestro territorio. Tenemos miedo y desconcierto porque en realidad no sabemos a dónde nos va a llegar esta situación”, dice Robinson Mejia, del Comité Ambiental de Cajamarca y Anaime  

La comunidad y sus aliados exigen a las autoridades colombianas que adopten medidas para que las decisiones mineras no se basen en el llamado “potencial minero energético” de los territorios. Están buscando el apoyo del Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación para plantear estas preocupaciones al gobierno colombiano y AngloGold Ashanti, e insisten en la plena consideración del derecho a la alimentación, de las comunidades campesinas y de la participación en la toma de decisiones con respecto a Inversiones económicas y prioridades en Cajamarca.   

Adicionalmente, hacen las siguientes recomendaciones a las autoridades colombianas: 

  • Buscar vías legales para desestimar los contratos de concesión minera, en respeto al resultado del referendum, que establece la prohibición de la minería en Cajamarca. 
  • Adoptar medidas de reparación para las comunidades campesinas afectadas por la fase de exploración del proyecto minero La Colosa. 
  • Apoyar activamente el proceso hacia un Tratado Vinculante sobre las corporaciones transnacionales y otras empresas por el respeto a los derechos humanos, reflejando las demandas de las comunidades amenazadas y afectadas en las negociaciones del tratado, y tomando en cuenta las lecciones aprendidas en el caso de La Colosa.  

Algunas de estas demandas podrían ser satisfechas bajo la ley colombiana existente, pero hay poco acceso a la justicia para las personas afectadas por las actividades de las empresas transnacionales allí en donde las empresas controladoras tienen su sede, o tienen sus activos, ya que no existe un marco legal global vinculante para regularlas.

“AngloGoldAshanti tiene demandado al Estado colombiano en tribunales nacionales, por haber protegido a sus ciudadanos, el medio ambiente y el agua, prohibiendo la minería en páramos. Pero las comunidades vulneradas en sus derechos por esa operación en Colombia no tienen cómo reclamarle a la mina a nivel internacional, o en su propio país” explicó Viviana Tacha, abogada de SIEMBRA, Centro Sociojurídico para la Defensa del Territorio.  

Este caso ilustra la urgente necesidad de un Tratado Vinculante ONU que fiscalice a  las empresas en sus países de origen – en este caso Sudáfrica, donde la AngloGold Ashanti tiene sus oficinas legales. El tratado de Vinculante prioriza a las personas y al planeta y se centra en la responsabilidad, el acceso a la reparación y las áreas afectadas por conflictos, cerrando así las brechas en la protección y la regulación. 

 

Para más información contactar a Ana Maria Suarez-Franco: Suarez-Franco@fian.org 

Colombia: represión sin precedentes contra los manifestantes

Las organizaciones de derechos humanos colombianas y miembros del Grupo NGO-LAC en Ginebra, respaldadas por más de 300 organizaciones de todo el mundo hacen un llamado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se lleva a cabo actualmente en Ginebra, para que condene la brutal represión hacia las y los manifestantes y pidan investigaciones independientes. La declaración conjunta es la segunda después de un llamado global a la actuación de la comunidad internacional al inicio del Consejo por parte de organizaciones de derechos humanos.

“La violencia policial no es nueva en Colombia, como se evidenció en septiembre de 2020, cuando policías torturaron y mataron a un civil indefenso y luego mataron a otros 13 en los días siguientes” dijo Ana María Rodríguez, subdirectora de la Comisión Colombiana de Juristas.  “Lo que no tiene precedentes es la escala de la represión y la crueldad de las actuaciones de los agentes de la fuerza pública que incluyen ejecuciones extrajudiciales, tortura, violencia sexual y la desaparición forzada de cientos de manifestantes pacíficos» añadió Oscar Ramírez, abogado de la Campaña Defender La Libertad: un asunto de todas.

De acuerdo a la Campaña Defender La Libertad, desde el inicio de las protestas el 28 de abril y hasta el 28 de junio se han reportado 83 homicidios, que incluyen al menos 27 víctimas a manos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD).  Un número significativo de muertes atribuidas a civiles armados sin identificar, que a menudo actúan con la complicidad de los agentes de las fuerzas armadas del Estado. 80 personas han sufrido lesiones oculares y otras 114 heridas de bala.  Alrededor de 3.200 manifestantes han sido detenidos arbitrariamente sin garantías a su derecho a un debido proceso, lo que los ha expuesto a torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes. Las organizaciones de la sociedad civil que hacen parte de la Campaña y documentan estas violaciones a los derechos humanos también han registrado golpizas, puñetazos con objetos contundentes, descargas eléctricas, amenazas de desaparición forzada, desnudez forzada y violencia sexual y de género, incluida la violación. Muchas de estas conductas no se están investigando y, para aquellas graves irregularidades donde sí hay investigaciones, estas están en manos de la justicia penal militar o no avanzan con la transparencia y la celeridad que las víctimas necesitan para obtener justicia.

Un hecho particularmente preocupante es la práctica de la desaparición forzada que se presenta cuando las personas detenidas son trasladadas a centros irregulares de detención, como centros comerciales, escuelas y estaciones de transporte público, y permanecen incomunicadas hasta por 36 horas. A la fecha, 327 personas continúan desaparecidas y las autoridades niegan la ocurrencia de aproximadamente la mitad de estas desapariciones.

Los ataques se han dirigido especialmente a grupos en situación de mayor vulnerabilidad, como indígenas, miembros de la comunidad LGBTIQ, personas defensoras de derechos humanos, periodistas y personal médico que atiende a manifestantes heridos. Incluso una misión de verificación de organizaciones de derechos humanos, acompañada por funcionarios de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, recibió amenazas y disparos por parte de policías en Cali, el pasado 3 de mayo.

Otra práctica muy peligrosa es el uso indiscriminado de armas de letalidad reducida como el sistema Venom de lanza proyectiles, que puede tener efectos letales.

“Las movilizaciones sociales recientes tienen sus raíces en la pobreza, niveles extremadamente altos de desigualdad y racismo sistémico”, dijo Gerald Staberock, Secretario General de la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), organización miembro del Grupo ONG-LAC. “En lugar de buscar una solución pacífica a la situación, el Gobierno ha negado la mayor parte de los abusos por parte de la fuerza pública y se ha centrado en deslegitimar a los manifestantes, incluso comparándolos con terroristas. Esto, junto con la militarización de la respuesta y la participación de civiles armados, recuerda las horas más difíciles del conflicto en Colombia”.

Más de 300 organizaciones de derechos humanos piden hoy a los Estados reunidos en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que convoquen una investigación e insten a las autoridades colombianas a tomar las medidas necesarias para respetar y garantizar el derecho a la vida y los derechos fundamentales en el contexto de las protestas.

El Grupo ONG-LAC en Ginebra está compuesto de las siguientes organizaciones: Centre for Civil and Political Rights (CCPR Centre), Dominicans for Justice and Peace, FIAN International, Franciscans International (FI), International Institute on Race, Equality and Human Rights (Race & Equality), International Service for Human Rights (ISHR)), Peace Brigades International (PBI), Red Internacional de Derechos Humanos (RIDH), World Organisation Against Torture (OMCT).

 

Contactos de prensa:

Bogotá: Paola Sánchez y Santiago Vargas del área de comunicación y relaciones públicas de la Comisión Colombiana de Juristas, celular (+)57 321 8748251 santiagovargas@coljuristas.org paolasanchez@coljuristas.org

Ginebra: Iolanda Jaquemet, directora de comunicaciones de la World Organisation Against Torture (OMCT), celular (+) 41 79 539 41 06 ij@omct.org

 

Consejo de Derechos Humanos urgido a actuar ante grave crisis en Colombia

Ayer 22 de junio del 2021, en el marco de la sesión numero 47 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, un grupo conformado por más de 300 organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, movimientos sociales y asociaciones de víctimas presentaron una declaración oral conjunta pidiendo acción por parte de la comunidad internacional ante las graves violaciones a los derechos humanos cometidas estas últimas semanas en Colombia.

Las numerosas organizaciones reafirmaron las preocupaciones expresadas por la Alta Comisionada de Derechos Humanos, la Señora Michelle Bachelet, este lunes, durante la presentación del informe anual, quien llamó a la realización de investigaciones prontas, efectivas e independientes, ante las 56 muertes (54 de ellas civiles y 2 policías) registradas por su Oficina en el contexto de las protestas iniciadas el 28 de abril de 2021 (Paro Nacional), así como a la implementación del Acuerdo de Paz como clave para abordar las causas estructurales que han generado las protestas y la brutal respuesta del Estado a estas.

Asimismo, durante el respectivo diálogo interactivo, las misiones diplomáticas de Bélgica y Suiza solicitaron respeto al derecho a la libertad de reunión y expresaron preocupación por el uso excesivo de la fuerza, llamando a establecer canales de diálogo.

Mediante la declaración las organizaciones firmantes resaltaron los asesinatos, el uso excesivo de la fuerza, los actos constitutivos de tortura y otros malos tratos, las desapariciones forzadas, la violencia sexual, las detenciones arbitrarias y los ataques, incluidos los ciberataques contra quienes ejercen su derecho a protestar en Colombia.

Las organizaciones expresaron que estos hechos constituyen violaciones flagrantes de los derechos humanos, que han tenido lugar a pesar del fallo de la Corte Suprema de Justicia, que instó a la Fuerza Pública de Colombia a no actuar de manera violenta, arbitraria y sistemática durante las manifestaciones y los llamamientos de mecanismos de derechos humanos a cesar estas violaciones.

Igualmente destacaron que las protestas se vinculan a reivindicaciones estructurales ligadas a los derechos humanos, incluyendo la pobreza – el 42% vive de la sociedad colombiana vive en la pobreza y el 15% en la pobreza extrema – , la desigualdad, injusticias sociales crecientes, la impunidad, el racismo sistémico y la violencia sistemática contra las personas defensoras de derechos humanos, incluyendo líderes sociales, campesinas, sindicales e indígenas y la prensa y a la falta de la plena implementación del Acuerdo de Paz de 2016.

Las organizaciones exhortaron al Consejo de Derechos Humanos a exigir a Colombia el cese del uso de violencia y el respeto del derecho a la protesta pacífica; a que investigue de forma independiente las violaciones a los derechos humanos cometidas en este contexto; a que acepte la visita de los procedimientos Especiales y a que apoye el logro de consensos sociales en torno a las demandas estructurales.

Finalmente pidieron a la Alta Comisionada a la Alta Comisionada, que, por medio del monitoreo de su oficina en Colombia, elabore un reporte sobre las violaciones de derechos humanos cometidas durante las protestas.

La declaración conjunta que agrupó diversas organizaciones de Colombia, América Latina y de distintos países del mundo fue leída ante el Consejo por un representante de la Familia Franciscana en Colombia.

A pesar de que la relación entre las protestas y la falta de una efectiva implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana ha sido constantemente mencionada dentro de las demandas de las organizaciones sociales colombianas, en su respuesta a la Alta Comisionada el Estado Colombiano negó la vinculación entre el Paro Nacional y la falta de implementación de los acuerdos, una vez más haciendo oídos sordos a las reivindicaciones de los sectores involucrados en las protestas y restando relevancia a la implementación de acuerdos internacionalmente vinculantes.

Solidaridad con el pueblo colombiano – FIAN Internacional condena los ataques violentos a los manifestantes

Los asesinatos, las desapariciones forzadas, la violencia sexual, las detenciones arbitrarias y los ataques, incluidos los ciberataques contra la prensa y las organizaciones de derechos humanos, son profundamente preocupantes.

El día 5 de mayo, mientras la convocatoria a una nueva jornada de protestas pacíficas movilizó a la población colombiana a lo largo y ancho del país, siendo de nuevo cruelmente reprimida por el Estado, nuestra sección de FIAN Colombia fue víctima de un ataque cibernético que afectó su página web.  

Detrás de estas protestas se encuentran no sólo las reivindicaciones de desechar el proyecto de ley de reforma fiscal (retirado el 2 de mayo) y una reforma al Sistema de salud que profundiza su privatización, sino reivindicaciones más amplias en materia de derechos humanos. La sociedad civil ha estado denunciando la impunidad y la violencia sistemática contra los líderes sociales, campesinos, sindicales e indígenas que defienden los derechos humanos y piden reformas estructurales, incluida la plena implementación del Acuerdo de Paz de 2016.  

FIAN Internacional se une a los numerosos llamamientos de la comunidad internacional para que el Estado de Colombia inmediatamente:  

  • Cese el uso de la fuerza excesiva y arbitraria y respete los derechos a la libertad de reunión, la libertad de expresión y la libertad de asociación. Que cese inmediatamente la censura de los mensajes de denuncia del Estado; 
  • Cese la militarización de las ciudades y de la protección civil, que va en contra de las normas internacionales de derechos humanos; 
  • Cesar la acción articulada de las fuerzas militares con actores civiles armados que atacan a los y las manifestantes; 
  • Detener toda estigmatización y señalamiento, así como las acciones represivas, contra las poblaciones indígenas movilizadas en las protestas; 
  • Abstenerse de hacer uso de los alimentos o el tema alimentario como mecanismo generador de pánico y justificador de acciones que atenten contra los derechos humanos; 
  • Investigar todos los casos de uso excesivo y arbitrario de la fuerza y los ataques a los y las defensores de los derechos humanos, incluidos los anteriores a las protestas de este año, dotando de capacidades suficientes a la Defensoría del Pueblo y a la Fiscalía General de la Nación; 
  • Permitir la visita a Colombia de organismos internacionales independientes de derechos humanos para apoyar con el seguimiento e investigación de estos casos; 
  • Acelerar la implementación de todos los capítulos del Acuerdo de Paz de 2016, especialmente el capítulo uno sobre la Reforma Rural Integral, para combatir la violencia estructural, las desigualdades y el hambre y la desnutrición. 

Alerta sobre el impacto de los agrotóxicos en América Latina y el Caribe

Brasilia 28 de abril. Las secciones latinoamericanas de FIAN Internacional, presentaron ayer en un concurrido evento en línea el informe Agrotóxicos en América Latina: violaciones del derecho a una alimentación y a la nutrición adecuadas.

Con 108 páginas, la publicación recoge datos e informes sobre los impactos de estas sustancias en ocho países de América Latina y el Caribe: Brasil, Colombia, Paraguay, Ecuador, Honduras, Guatemala, México y Haití.

El mismo demuestra cómo los pesticidas afectan a la salud humana y al medio ambiente, impidiendo la plena realización del derecho humano a una alimentación y nutrición adecuadas. Igualmente identifica un patrón en la estrategia de las empresas en la región, que se basa en la captura corporativa de las instituciones y los territorios.

El lanzamiento contó con más de 700 participantes en línea. Durante el mismo Juan Carlos Morales González, de FIAN Colombia, y el investigador Leonardo Melgarejo presentaron las principales conclusiones del informe. Comunidades afectadas en Brasil, Haití y Paraguay expusieron sus testimonios sobre los devastadores impactos de los agrotóxicos en la destrucción de sus medios de vida. Posteriormente la geógrafa Larissa Bombardi, autora del atlas Geografía del Uso de Plaguicidas en Brasil y Conexiones con la Unión Europea, y el  Relator Especial de la ONU para Sustancias Tóxicas y Peligrosas, Marcos Orellana analizaron los resultados del informe y expusieron sus puntos de vista al respecto. En su intervención el relator Orellana expresó:

“La contaminación legalizada no justifica la violación de derechos…se deben eliminar las sustancias peligrosas”. Igualmente resaltó como “hay responsabilidades compartidas de los países exportadores e importadores…los Estados tienen una obligación de prevención de la exposición a substancias tóxicas que se basa en los derechos humanos”

Para dar seguimiento a este trabajo, próximamente FIAN Internacional entregará  una denuncia a los relatores especiales competentes de Naciones Unidas sobre el caso brasileño presentado durante el evento, en el que se utilizó la fumigación aérea como arma para desalojar a los trabajadores rurales del área en litigio de una zona rural en disputa en Pernambuco.

El 5 de mayo, el informe tendrá otro momento de difusión mundial: un seminario en línea en el que FIAN Internacional presentará los resultados de un estudio sobre experiencias de transición hacia comunidades y sistemas alimentarios libres de pesticidas.

Compruebe cómo se desarrolló el debate y acceda a la publicación en portugués, español o inglés.

Para más información puede ponerse en contacto con: Ana María Suárez Franco Suarez-franco@fian.org

La fortaleza de la lucha yace en la unidad

Junto con representantes de 23 organizaciones de 16 países diferentes, los miembros y colaboradores/as de la GNRtFN han señalado con preocupación la pérdida de compromiso por parte de los Estados y las instituciones en la protección del derecho a la alimentación, así como el aumento del poder corporativo sobre la alimentación y sobre las vidas de las personas. En tiempos donde falsas soluciones contra el hambre y la malnutrición están en alza, la fortaleza de las luchas yace en su unidad.

Denuncia de la influencia de las corporaciones

En una declaración final, los 30 participantes han denunciado el aumento de la concentración de las corporaciones y otras formas de colonialismo y ocupación. A su juicio, han de controlarse este tipo de prácticas y los gobiernos deben servirse de los mecanismos legales disponibles para cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos, lo que incluye la obligación de regular las actividades comerciales. “Somos las personas titulares de derechos, no meras partes interesadas y, como tales, pedimos el fin de la impunidad para aquellos que violan los derechos humanos. El derecho de las personas debería ir antes que los intereses de las corporaciones”, recoge la declaración.

De igual modo, los procedimientos y técnicas de plataformas de múltiples partes interesadas, como es el caso de la Iniciativa SUN, tienen por objetivo involucrar a las industrias del sector de la alimentación y otros sectores relacionados en planes y programas sin que se hayan tomado las precauciones adecuadas contra los conflictos de intereses. Esto, no sólo puede tener consecuencias negativas para la salud de las personas, sino que también puede comprometer los derechos humanos.

Malnutrición, inseguridad alimentaria y hambre en todas partes

Desde el campo de refugiados del Sahara occidental y las montañas de Oxaca, hasta las plantaciones rurales del medio oeste norteamericano y los barrios de las ciudades españolas, persisten el hambre, la inseguridad alimenticia y la malnutrición. En otras palabras, esta situación no tiene una limitación geográfica y se manifiesta de diferentes formas en todo el mundo.

Hoy día, la malnutrición y el hambre están siendo atajadas mediante soluciones técnicas, caridad y asistencia alimentaria. Este enfoque no presta atención a la raíz del problema y sólo lo soluciona de manera temporal y cubre algunos de sus efectos derivados. La GNRtFN ha resaltado que los derechos humanos son interdependientes e indivisibles y que, por lo tanto, la violación sistemática de otros derechos como el de la tierra, el agua u otros recursos naturales y medios de vida, lleva inevitablemente al hambre y a la malnutrición de las comunidades.

Patriarcado arraigado

Esta indivisibilidad de los derechos es particularmente relevante cuando hablamos de mujeres y niñas. La red subraya los obstáculos a los que mujeres y niñas se enfrentan en cada una de las fases de su vida a causa de sistemas y enfoques patriarcales. “Nos preocupa especialmente que las mujeres, responsables de alimentar al planeta, sigan viviendo con violencia, tanto física como estructural y viendo cómo sus derechos son violados continuamente y de diferentes modos, por la simple razón de ser mujeres”.

La red ha resaltado que la violencia estructural sobre las mujeres incluye la desigualdad de género: para que puedan participar por completo en una toma de decisiones inclusiva y democrática, ha de superarse esta desigualdad. La discriminación de género es también aplicable a los sistemas tradicionales que limitan el acceso y control de las mujeres sobre la tierra, el ganado y el agua. “Las organizaciones aquí presentes están fuertemente comprometidas con esta lucha y con el feminismo como un camino necesario hacia la igualdad”, ha declarado la red.

En los próximos meses, la GNRtFN seguirá estrechando lazos, intercambiando experiencias y trabajando juntos hacia la convergencia de actividades e iniciativas de incidencia. La red también fortalecerá su papel en los espacios internacionales e introducirá las propuestas de la declaración en talleres y reuniones nacionales y regionales.

Puedes leer la declaración aquí

Para más información, por favor contacta con

secretariat[at]righttofoodandnutrition.org 

Mil millones de personas dependen del adecuado funcionamiento de la CIDH

El pasado lunes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó la sorprendente noticia sobre su crisis financiera. La Comisión anunció que tendrá que prescindir del 40 por ciento de su plantilla a partir de julio. Al mismo tiempo, los periodos de sesiones 159 y 160 serán suspendidos a menos que se reciban fondos o donaciones antes del 15 de junio. Estos importantes cambios tendrán un grave impacto sobre la capacidad de la Comisión para cumplir con su mandato y seguir desempeñando sus funciones básicas, lo que pone en riesgo la protección de los derechos humanos de las mil millones de personas que habitan en las Américas.

En respuesta a esta situación, diversas ONG de todo el mundo han publicado una carta abierta en la que solicitan a todos los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se tomen las medidas necesarias que puedan asegurar con urgencia una financiación adecuada de la CIDH. 

FIAN Internacional quiere recordar que el Sistema de Derechos Humanos Interamericano es fruto de la lucha del pueblo. Fueron los pueblos de las Américas los que delegaron su soberanía en los Estados, para que éstos crearan un sistema que asegurara su protección frente a los abusos y las injusticias. Por lo tanto, los Estados miembros de la OEA están obligados a asegurar una financiación sostenida de la Comisión, para que ésta pueda mantenerse en pleno funcionamiento como último recurso frente a las violaciones de los derechos fundamentales en el continente americano, y como referencia internacional por los grandes esfuerzos realizados en la protección de los miles de personas y comunidades afectadas.        

Pueden leer la carta abierta aquí.

Colombia, bajo el impacto de las minas de carbón

La región y las zonas circunvecinas, las cuales brindaban el sustento de la comunidad, son objeto de la explotación carbonífera por parte de tres grandes transnacionales. Rodeada por las minas, las empresas no han cumplido con el reasentamiento de la comunidad, el cual fue ordenado en el año 2010 para un plazo máximo de 2 años, por el estado colombiano.

A día de hoy, la comunidad cuenta con el apoyo de  varias organizaciones de derechos humanos, entre ellas FIAN International, en un proceso que busca exigir la garantía de esos derechos y que el estado colombiano y las empresas cumplan con sus obligaciones en la materia. Del mismo modo, respaldan a la comunidad en su justificado reclamo de que el reasentamiento se cumpla según lo decidido en el 2010, y que éste se realice de manera pronta, digna y atendiendo las aspiraciones y necesidades de la comunidad.

Un video reciente, producido por FIAN Colombia, indaga sobre el asunto, y relata el impacto de la explotación de las minas en las vidas de los habitantes de las comunidades afectadas, así como el estatus actual del caso.