Los derechos de la mujer son esenciales en la lucha contra el hambre

A pesar de los sucesivos avances sociales y económicos que se han llevado a cabo, así como de la mejora de los indicadores de desarrollo humano, las brechas socio-políticas de Bangladesh han de ser solventadas para poder asegurar el logro de los derechos de las mujeres y las niñas. En un contexto donde la desigualdad en lo que respecta a ingresos y consumo va en aumento,  la malnutrición sigue siendo un reto importante. Estas y otras  conclusiones serán las que se presenten en la 65 sesión del Comité para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer, durante el examen de Bangladesh.

Tal y como FIAN Internacional ha recogido en un reciente informe, con el apoyo de la Campaña por el Derecho a la Seguridad Alimentaria y Social, la Fundación Maleya y la Iniciativa Ciudadana Nagorik Uddyog, las mujeres y las niñas son las  más afectadas por la malnutrición en el país. Esto afecta de un modo particular a los grupos marginalizados, entre los que se encuentran los pueblos indígenas, Dalits y las mujeres de zonas rurales.  Bangladesh, con el 24% de las mujeres bajo el peso adecuado, se sitúa en el “nivel grave” del Índice Mundial de Hambre 2015.
 
A pesar de que la constitución nacional garantiza la igualdad de derechos, las mujeres y las niñas no son tratadas de igual modo y su rol queda relegado a las actividades de reproducción y al hogar. La participación de las mujeres como fuerza laboral, queda obstaculizada por la desigualdad salarial y el difícil acceso a la educación y a los recursos básicos. Esta situación tiene como consecuencia un aumento en las tasas de desempleo y subempleo: mientras la tasa de participación laboral femenina es de un 31%, la masculina lo es en un 81,7%. 

En este sentido, el sector informal, que supone el 87,4% de la fuerza laboral del país, está principalmente constituido por mujeres. Contrariamente a las regulaciones vigentes, la norma del sector informal son largas horas de trabajo junto con la ausencia de condiciones mínimas de seguridad. Algo similar es lo que sucede en el contexto de las mujeres campesinas y especialmente en los hogares encabezados por mujeres, en los que han de enfrentarse a numerosas dificultades para sobrevivir.

La discriminación y exclusión aumenta considerablemente cuando se trata  mujeres de comunidades marginalizadas, como es el caso de los Dalits, estigmatizados como “impuros”. Las mujeres Dalit no sólo se enfrentan a la segregación profesional, también lo hacen a un sistema político, económico y social de exclusión.

Por su parte, las mujeres de comunidades indígenas hacen frente a las dificultades derivadas de la escasez de alimentos. Tradicionalmente, las mujeres de estas comunidades han jugado un rol principal en el procesamiento y cuidado de las semillas, lo que les proporcionaba un estatus social y fuerza dentro de sus comunidades.

En un contexto de escasez de alimentos, las mujeres no pueden desempeñar su rol tradicional y quedan desempoderadas. Esta situación se incrementa a un contexto en el que los pueblos indígenas han perdido el acceso a sus territorios ancestrales y, en consecuencia, a los recursos naturales. El informe recomienda a Bangladesh “examinar y revisar las leyes que entran en conflicto con la identidad, cultura y medios de subsistencia de los pueblos indígenas […], así como aplicar políticas y programas pertinentes de acuerdo con las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques de la FAO, la cual enfatiza el rol de la mujer como protectora del derecho humano a la alimentación y a la nutrición”.

Entre otras recomendaciones, el informe subraya la necesidad de una participación equitativa de las mujeres en todas las esferas de la vida pública y política, así como la responsabilidad de las autoridades de aplicar políticas de género “desde abajo”. En concreto, la Comisión de Tierras debe estar operativa y solucionar los problemas de tierras a través de reformas necesarias según los acuerdos existentes, como es el caso del Acuerdo de Paz de Chittagong Hill Tracts (CHT).

Puedes acceder al informe aquí

Pueblos Indígenas: personas con derechos, digan lo que digan las legislaciones nacionales

“Los intereses de los pueblos indígenas deben ser tenidos en cuenta por la nueva agenda política […], para que ésta pueda seguir adelante. […] Unidos, reconocemos y celebramos las valiosas y distintivas identidades de los pueblos indígenas del mundo. Trabajemos todavía más duro para empoderarlos, dándoles nuestro apoyo para que alcancen sus aspiraciones”. Aunque el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, ha subrayado con insistencia la importancia de hacer respetar y garantizar los derechos de las comunidades indígenas,  numerosos casos demuestran que todavía queda un largo camino por recorrer. Se estima que existe una población de 370 millones de personas indígenas repartidas en 70 países alrededor del mundo. Con ocasión del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, FIAN Internacional pone de relieve  la alarmante situación en Bangladesh. 

Sometidos a la discriminación, olvido y desventaja extremos, las comunidades indígenas de Bangladesh han visto como los obstáculos que impiden la satisfacción de sus derechos han seguido aumentado, todavía más, durante la pasada década. De los 142,3 millones de personas que habitan en el país, 3 millones pertenecen a, al menos, 54 grupos étnicos diferentes. Estas personas se concentran en la zona norte del país y en las Colinas de Chittagong, en el sureste, y se caracterizan por unas prácticas específicas ligadas a sus diferentes culturas, como por ejemplo la agricultura itinerante, migratoria o nómada (estilo de agricultura de rotación).  

Estas prácticas definen su identidad y su singularidad. No obstante, la actual situación política del país elimina cualquier posibilidad de que estas personas sean protegidas. Mrinal Kanti Tripura, de la Fundación Maleya, explicó a FIAN Internacional que el gobierno de Bangladesh no reconoce a los pueblos indígenas como “indígenas”. La Ley de Institución Cultural de las Minorías Étnicas de  2010 utilizaría el término “khudro nrigoshthhi” (pequeños grupos étnicos) al referirse a los pueblos indígenas.   Asimismo, una enmienda introducida en la constitución, en  2011, emplearía “tribus”, “razas menores” y “sectas o comunidades étnicas”.  

¿Y qué es lo que se esconde tras estos términos? “Esta es una manera sibilina que el gobierno utiliza para no tener que respetar la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas 61/295 o el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Si en el derecho nacional no se hace ninguna mención a los pueblos indígenas como propiamente ‘indígenas’, el gobierno no estará obligado a garantizar los derechos que les corresponden por el derecho internacional”, subrayó Mrinal Kanti Tripura.  

De hecho, las comunidades indígenas de Bangladesh están siendo desalojadas de sus tierras cada vez más. “Es importante entender que las comunidades indígenas mantienen una relación especial con sus territorios tradicionales. Estos forman parte de su identidad” subrayó Kanti Tripura.  Otra nota de un representante de la Fundación Maleya recalca que un alto número de violaciones de derechos humanos han sido cometidas por la Armada de Bangladesh, entre las que se incluyen detenciones y palizas de manera arbitraria, encarcelamientos sin juicio, el incendio de varias aldeas, etc.

FIAN Internacional quiere resaltar que los pueblos indígenas son los guardianes de unos lenguajes, unos sistemas de conocimiento y unas creencias únicos, y que poseen al mismo tiempo un conocimiento incalculable sobre la gestión sostenible de los recursos naturales. Los derechos de estas personas deben ser respetados, protegidos y garantizados aunque la legislación nacional no reconozca su condición de “indígenas”. Los mecanismos internacionales deben encargarse de que los gobiernos nacionales no menosprecien los principios internacionales de derechos humanos con provisiones legales bien calculadas. 

Bangladesh: Un ”ecoparque” amenaza el Derecho a Alimentarse de miles de indígenas en el bosque Modhupur, aldea East Telki

El 3 de enero de 2004, la policía y los guardas forestales del parque nacional Modhupur abrieron fuego contra los que protestaban, lo que causó la muerte de una persona e hirió a otras 25. Los que protestaban son indígenas Garos, que han estado viviendo en el área forestal de Modhupur durante siglos. Varios miles de personas de las aldeas de alrededor protestaron por la construcción de un muro de hormigón y de otro tipo de instalaciones, que está realizando el gobierno en el marco del Proyecto de Desarrollo. El objetivo de dicho proyecto es proteger una zona de 3.000 acres de tierra, a la que se le ha dado el nombre de ”Proyecto de Desarrollo del Parque Nacional Modhupur”. Dicho proyecto es una gran amenaza para la posibilidad de los indígenas Garos a alimentarse, pues el bosque es su único medio de subsistencia.  

Es necesaria una acción internacional de protesta para apoyar a los Garos en su resistencia. Por favor, escriba una carta formal a la Primera Ministra de Bangladesh, y envíe una copia al Ministro de Medio Ambiente y Bosques, así como al Ministro del Interior, solicitándoles que abandonen el proyecto inmediatamente.