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La tierra es un derecho humano

Ha llegado el momento de desafiar al modelo dominante que presenta la tierra como economía globalizada y activo financiero, y de reconocer que la tierra sostiene la vida y conforma la identidad y cultura.

Las actuales dinámicas de expropiación de las comunidades, destrucción ecológica y privatización de la naturaleza hacen necesario que los derechos humanos queden reforzados en la demarcación de tierras y otros recursos naturales, en una dinámica en la que los derechos y aspiraciones de las personas y comunidades pasen a un primer plano. Esta es una de las principales conclusiones de “El Derecho Humano a la Tierra”, la nueva publicación que FIAN Internacional ha lanzado hoy en Bucarest, Rumanía, en la conferencia sobre los derechos humanos de los campesinos, en las negociaciones hacia una Declaración de derechos del mundo rural.

Como recoge la declaración, el derecho a la tierra se opone a la actual comprensión dominante de la tierra como economía globalizada y activo financiero y contribuye a cerrar los vacíos normativos que existen en la legislación internacional de derechos humanos. Como tal, el derecho a la tierra es una poderosa herramienta legal en la lucha de los pueblos y comunidades en contextos rurales, periurbanos y urbanos.

El acceso, control y uso de la tierra es fundamental para los pueblos y comunidades de todo el mundo, fundamentalmente en lo que respecta a los productores a pequeña escala, que alimentan a la población mundial. Con el reconocimiento de la importancia de la tierra para la realización de los derechos humanos, ha llegado el momento de reconocer el derecho a la tierra como un derecho humano en sí mismo.

“Los movimientos y organizaciones de base en todo el mundo han estado reclamando en sus luchas el derecho a la tierra durante mucho tiempo, construido sobre el concepto y la visión de la soberanía alimentaria. Para los pueblos indígenas y productores de alimentos a pequeña escala, la tierra, los océanos, los ríos, los bosques y toda la naturaleza es mucho más que un medio de producción. Es la base sobre la que se construye la vida, la cultura y la identidad y cumple cruciales funciones sociales, culturales, espirituales y medioambientales”, afirma Sofia Monsalve, secretaria general de FIAN Internacional.

La nueva publicación propone el reconocimiento del derecho a la tierra como el derecho de todo ser humano de acceso, uso y control – tanto individual como en comunidad – de la tierra y de los recursos naturales relacionados, con el fin de alimentarse y subsistir por sí mismos, así como de vivir y desarrollar sus culturas. Basándose en el hecho de que todo ser humano depende, de manera directa o indirecta, de la tierra u otros recursos naturales para su subsistencia, los estados están obligados a reforzar el reconocimiento, respeto, protección y cumplimiento de este derecho.

Mientras un creciente número de instrumentos de derechos humanos, así como consideraciones de los órganos de tratado de derechos humanos de la ONU, reconocen la inexplicable conexión que existe entre la tierra y la plena realización de los derechos humanos, las actuales legislaciones internacionales de derechos humanos sólo garantizan, hasta la fecha, limitados derechos a la tierra. “Ha llegado el momento de avanzar de un enfoque instrumentalista de la tierra – que considera ésta como una puerta de acceso hacia la realización de otros derechos – al reconocimiento de que la tierra sostiene la vida y conforma la identidad y la cultura. El reconocimiento del derecho a la tierra fortalece el marco de derechos humanos, en el que se incluye el derecho a la alimentación y a la nutrición”, añade Monsalve.

“El proceso actual en el Comité de Derechos Humanos de la ONU (HRC) hacia una Declaración de Derechos Humanos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales y las deliberaciones en el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) sobre una Observación General sobre la tierra son grandes oportunidades para avanzar hacia el derecho a la tierra. FIAN Internacional continuará actuando por el reconocimiento de la tierra como un derecho humano, al mismo tiempo que apoya a los movimientos sociales, productores a pequeña escala y comunidades indígenas”, concluye.

Puedes acceder a la publicación aquí.

Para más información, por favor, contacta con seufert[at]fian.org